1. Explora The Rocks
The Rocks es la zona más antigua de Sydney. Con sus calles estrechas, edificios coloniales, iglesias de arenisca y los pubs más antiguos de Australia, fue el primer barrio en ser asentado cuando los británicos llegaron en 1788. Antes era mucho más grande, pero lamentablemente en los años 70 fue casi completamente demolido para dar paso a modernos rascacielos y construcciones feas.
Por suerte, la acción ciudadana logró conservar parte de su historia y estos viejos edificios se han transformado en negocios modernos, viviendas y atracciones turísticas.
Los mercados de fin de semana, museos de arte, entretenimiento callejero, restaurantes (algunos algo caros) y las vistas impresionantes del puerto, la Ópera y el puente hacen de esta una de las zonas más geniales de la ciudad. Puedes hacer un recorrido a pie por el barrio por unos 35 AUD.
Si ese tour no encaja en tu horario, también puedes hacer un tour autoguiado con audio que cubre la historia del asentamiento, historias de crímenes y más.
Aquí tienes una lista de los mejores tours a pie en la ciudad si quieres más ideas.
No te pierdas: el Parque del Observatorio de Sydney para una vista panorámica de la ciudad, pasear por el muelle y disfrutar de los bares por la noche.
2. Disfruta de la playa
Sydney es sinónimo de sus playas y su surf de clase mundial. Como hace calor y sol la mayor parte del año, la cultura playera está muy presente, y los fines de semana (y muchos días de semana) los locales van al mar a surfear, nadar y abrir una cerveza. Hay más de 100 playas en Sydney.
Desde Palm Beach y Manly en el norte hasta las famosas Bondi y Coogee en el sur, Sydney tiene una playa para cada gusto. Todas son accesibles en transporte público o coche, y hay muchos restaurantes y tiendas de surf a lo largo de ellas. Además, hay un sendero costero que conecta todas las playas.
Ten en cuenta que las playas, especialmente las más famosas, se llenan mucho y mejor evitarlas los fines de semana.
No te pierdas: Manly (amplia y hermosa), Bronte (pequeña y tranquila), Coogee (divertida), Bondi (la más popular), Palm (relajada) y Dee Why (surf).
3. Visita los Jardines Botánicos Reales y la Silla de Mrs. Macquarie
En los Jardines Botánicos Reales encontrarás el primer huerto de vegetales de Australia y un tesoro de árboles, helechos, flores y jardines. Abiertos desde 1816, en un día soleado verás a muchos locales descansando en las praderas tomando el sol.
Son hogar de la institución científica más antigua del país y uno de los lugares más visitados en Australia. Aquí también puedes ver la Silla de Mrs. Macquarie, un asiento tallado en un acantilado de piedra desde donde se disfruta una vista espectacular del puerto. Hasta 2010, en los jardines vivía una colonia de zorros voladores, pero fueron removidos por causar daños.
No te pierdas: las visitas guiadas gratuitas de una hora con voluntarios en el jardín.
Mrs Macquaries Rd, +61 2 9231 8111, rbgsyd.nsw.gov.au. Abierto todos los días de 7 a.m. a 8 p.m. Entrada gratuita.
4. Toma el ferry a la playa de Manly
El paseo en ferry a Manly (unos 10,20 AUD por trayecto) ofrece vistas impresionantes del puerto, el puente y la famosa Ópera. Es un recorrido pintoresco de 30 minutos con vistas increíbles por el precio más económico.
Manly, en el norte de la ciudad, es famoso por su playa ancha, olas gigantes, surf y vida nocturna vibrante. Tiene un ambiente muy diferente al centro y es una zona que muchos turistas pasan por alto. Es una de mis áreas favoritas de Sydney. También hay senderos costeros increíbles, como el de 10 km (6 millas) de Manly a Spit Bridge.
5. Camina por el Puente de la Bahía de Sydney
Casi tan icónico como la Ópera, el Puente de la Bahía fue construido en 1932 como un proyecto de empleo durante la Gran Depresión. Tardó casi 10 años en completarse y en su momento fue el puente de arco de acero más grande del mundo.
Hoy en día, es el séptimo puente de arco más largo del mundo. Con 1,149 metros (3,769 pies) de longitud, es también el puente de arco de acero más alto y ancho del planeta, un logro arquitectónico impresionante. Como dice el famoso escritor de viajes, Bill Bryson, “Este es un gran puente”.
No te pierdas: Aunque las visitas que suben al puente son caras (295-425 AUD), caminar o andar en bicicleta por él es gratis y ofrece vistas panorámicas del puerto y la Ópera.
6. Maravíllate con la Ópera de Sydney
Quizá la vista más icónica de Sydney y de Australia. La Ópera es famosa por su techo en forma de conchas blancas, una hazaña de ingeniería que requirió un sistema de soporte complejo para sostenerlo.
El edificio tardó casi 15 años en construirse y abrió en 1973. Actualmente, más de 8 millones de personas la visitan cada año, y casi medio millón hacen una visita guiada. Las visitas diarias cuestan unos 45 AUD y ofrecen una perspectiva única sobre lo difícil que fue diseñar y construir esta obra maestra.
Los boletos para espectáculos varían, pero los precios comienzan en 89 AUD; algunos shows cuestan menos, como 43 AUD, y otros son gratuitos. Consulta la página web para los horarios actualizados.
No te pierdas: La visita guiada. Cuesta 45 AUD y dura una hora, ofreciendo mucha información sobre cómo se construyó esta icónica estructura. Aunque es costosa, vale cada peso.
Bennelong Point, +61 2 9250 7111, sydneyoperahouse.com.
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