¿Cuál es la verdadera recompensa?
Para el levantador de pesas, la recompensa no es perder peso ni ganar músculo. La recompensa es la oportunidad de envolver tus manos en el hierro, sudar y entrenar. La recompensa son cada uno de los momentos en los que eliges vivir una vida física.
Para el escritor, la recompensa no es tener un libro superventas. La recompensa es el acto de escribir. La recompensa son cada uno de los momentos en los que luchas por juntar palabras y crear una historia que cobra vida por sí misma.
Para el atleta, la recompensa no es ganar un campeonato. La recompensa es la oportunidad de competir y luchar por algo que te importa. La recompensa son cada uno de los momentos en los que cruzas las líneas y pones a prueba tus habilidades físicas.
Para el emprendedor, la recompensa no es poseer un negocio millonario. La recompensa es construir algo de valor donde antes no había nada. La recompensa son cada uno de los momentos en los que decides apostar por ti mismo en lugar de jugar a lo seguro.
Para el artista, la recompensa no es mostrar tu trabajo en una galería importante o escuchar elogios de críticos. La recompensa es el acto de crear algo nuevo. La recompensa son cada uno de los momentos en los que luchas contra la procrastinación y la resistencia, y te esfuerzas por expresar tu visión.
Los efectos secundarios de la lucha
Convertirse en alguien reconocido en tu campo, ganar dinero o conseguir un campeonato, son solo efectos secundarios que no significarían mucho sin la lucha.
Es la lucha por hacer un trabajo significativo la verdadera recompensa. La oportunidad de competir por algo que te importa. La posibilidad de trabajar duro. El tiempo y el espacio para crear algo de valor. Luchar por algo que tenga sentido, eso es éxito — sin importar el resultado.
Son todas esas pequeñas piezas — las optimizaciones y las luchas diarias — las que hacen que valga la pena. Esos actos y momentos son el verdadero premio, no el resultado que llega después.
La lucha es la recompensa.