La ética de trabajo de Albert Einstein
Einstein falleció a causa de una hemorragia interna provocada por la ruptura de un aneurisma de la aorta abdominal, una condición con la que había lidiado durante años.
En 1948, siete años antes de su muerte, Einstein fue sometido a una cirugía para prevenir la ruptura de un aneurisma del tamaño de una toronja. 3 Un médico familiarizado con su caso comentó: “Durante varios años, sufrió ataques de dolor en la parte superior del abdomen, que generalmente duraban de 2 a 3 días y a menudo venían acompañados de vómitos. Estos ataques ocurrían aproximadamente cada 3 o 4 meses.” 4
Einstein continuó trabajando a pesar del dolor. Publicó artículos incluso en los años 50. Incluso el día de su fallecimiento en 1955, estaba trabajando en un discurso que debía dar en la televisión israelí y llevaba consigo el borrador del mismo al hospital. El borrador del discurso, que se muestra a continuación, nunca fue terminado.
Contribuir versus consumir
“No intentes convertirte en un hombre de éxito, sino en un hombre de valor.”—Albert Einstein
La contribución más famosa de Einstein a la ciencia, la teoría general de la relatividad, fue publicada en 1915. Recibió el Premio Nobel en 1921. Sin embargo, en lugar de considerarse un trabajo terminado, Einstein continuó trabajando y aportando al campo durante 40 años más.
Hasta el momento de su muerte, Albert Einstein siguió exprimiendo cada gota de grandeza de sí mismo. Nunca se conformó con sus logros. Continuó trabajando incluso con dolor físico severo y frente a la muerte.
Cada persona tiene un don que compartir con el mundo, algo que te enciende internamente y que también beneficia externamente. Esa llamada, ese propósito, debe ser algo que persigas hasta tu último aliento. Puede ser tu trabajo, como fue para Einstein. Puede ser un hobby creativo, como fue para Vivian Maier. Puede ser el cuidado que brindas a quienes te rodean.
Sea lo que sea para ti, nuestras vidas están destinadas a hacer nuestra contribución al mundo, no solo a consumir lo que otros crean.
“He hecho mi parte.”
Horas antes de su muerte, los médicos de Einstein propusieron intentar una cirugía nueva y no probada como última opción para prolongar su vida. Einstein simplemente respondió: “He hecho mi parte, es hora de partir. Lo haré con elegancia.” 5
No podemos predecir el valor que nuestro trabajo aportará al mundo. Está bien. No nos corresponde juzgar nuestro propio trabajo. Nuestra tarea es crear, entregarnos por completo y perfeccionar nuestro oficio tanto como podamos.
Todos tenemos la oportunidad de exprimir cada gota de grandeza de nosotros mismos. Todos podemos hacer nuestra parte.6