Si no sabes distinguir entre el trading de valores como particular y como profesional, déjame decirte que la diferencia en cuanto a los impuestos que pagas en algunos países puede ser enorme. Es fundamental que conozcas las diferencias entre estas dos formas de comerciar en valores, aunque en ciertos países no estén totalmente reguladas.
En sentido estricto, los valores no solo incluyen acciones, sino también futuros y derivados —como opciones y swaps— siempre que se deriven de un activo subyacente específico. Además, también se consideran certificados de participación, bonos y otros derechos patrimoniales.
Este tema se relaciona principalmente con cómo tributan las plusvalías o beneficios de capital. Estos ingresos, en la mayoría de países, están sujetos a un impuesto menor que las rentas del trabajo.
Frecuentemente —aunque no siempre—, las plusvalías están gravadas con un impuesto sobre las ganancias de capital similar al de los dividendos y los intereses. Por ejemplo, en países como Alemania o Austria, este impuesto puede ser del 25% al 27,5%, siendo más favorable que el IRPF en muchos casos, especialmente con una progresión fiscal baja. Lo mismo sucede en España, donde los tramos van desde el 19% hasta el 28%, y en México, con un 10% sobre beneficios en bolsa.
En países como España o Alemania, los traders privados solo pagan una cuarta parte de los beneficios de sus inversiones en comparación con los asalariados y autónomos, que pueden pagar hasta la mitad de sus ganancias. Sin embargo, en otros países europeos como Bélgica, que tiene una de las tasas más altas de la UE con un impuesto sobre la renta del 50% a partir de 38.000 €, las plusvalías de activos privados están exentas de impuestos. Los Países Bajos y Luxemburgo ofrecen beneficios similares, aunque con tipos impositivos diferentes. Y, por supuesto, en países como Suiza, no se pagan impuestos sobre las ganancias de capital.
Este “privilegio fiscal” de las ganancias de capital, presente en muchos países, no significa que sea así en todos los lugares donde vives o que no pueda cambiar en el futuro.
El problema de que consideren tus inversiones o trading como una actividad profesional
En algunos países, se considera que la actividad de inversión o trading de ciertas personas con patrimonio elevado es una actividad profesional. En estos casos, puede suceder que, creyendo que estás exento de impuestos, descubras que debes pagar el impuesto sobre la renta por tus ganancias de capital, ya que se interpreta que tu gestión de activos no es solo a nivel particular. Esto representa una trampa fiscal peligrosa.
En países como España, la diferencia entre gestionar activos de forma privada y el trading profesional (con capital propio) no es tan relevante. Ni siquiera los day traders enfrentan problemas por ser considerados actividades comerciales sujetas a IRPF y cotizaciones sociales.
Pero en países como Suiza, Bélgica y otros, las autoridades fiscales suelen ser lentas en decidir si tu trading es una actividad comercial o no, lo que puede convertir una exención de impuestos sobre ganancias de capital en un impuesto elevado por actividad profesional.
Este problema surge en todos los países donde las plusvalías o ganancias de capital están parcialmente o totalmente libres de impuestos (como ya mencionamos en artículos anteriores sobre los mejores países para traders).
Además de Suiza, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo, esta problemática también afecta a países con tributación territorial, como Malta, Irlanda e Inglaterra, donde los ingresos extranjeros no importados suelen estar exentos de impuestos —solo para residentes no domiciliados—. La lógica es que, si el trading se realiza desde ese país, debe considerarse renta nacional. En algunos casos, incluso en jurisdicciones con reglas de tributación territorial más estrictas, como Hong Kong o Singapur, pueden surgir problemas similares.
¿Cuándo se considera que eres un trader profesional?
La definición de “trading comercial” y su diferencia con la gestión privada de activos no está claramente establecida por ley en todos lados. La mejor referencia la ofrece la Administración Tributaria alemana en la Circular 36 de 2012, que establece:
Para garantizar seguridad jurídica, se han definido criterios para aplicar la ley y excluir el carácter comercial en un análisis preliminar. La autoridad fiscal asume que la gestión del patrimonio privado o las plusvalías privadas están exentas de impuestos si se cumplen estos criterios de forma acumulativa:
- El período de tenencia de los valores vendidos es de al menos seis meses.
- El volumen total de transacciones anuales —suma de compras y ventas— no supera cinco veces el saldo inicial de valores y créditos.
- Las plusvalías no sustituyen ingresos necesarios para gastos básicos. Generalmente, si las plusvalías representan menos del 50% de los ingresos netos del período, se considera gestión privada.
- Las inversiones no se financian con deuda, y las ganancias de capital no superan los intereses de la deuda.
- La negociación de derivados, como opciones, se limita a cobertura de posiciones propias.
Que no se cumplan estos criterios no implica automáticamente que la actividad sea comercial. La evaluación dependerá de las circunstancias específicas de cada caso.
Si algunos de estos puntos se cumplen, no significa que seas automáticamente un trader profesional, pero puede ser una señal. Por ejemplo, vender acciones en corto plazo para obtener beneficios rápidos puede indicar una actividad profesional.
Lo importante es cómo te ganas la vida más allá de las plusvalías. Si trabajas en el sector financiero o gestionas fondos de terceros, las autoridades pueden considerar que tu trading es una actividad profesional, y tributarás como tal, aunque gestionen activos privados.
También si haces trading con fondos de familiares o amigos, puedes ser considerado un profesional, ya que estás financiando inversiones con dinero que no es tuyo, similar a un préstamo bancario.
La Circular alemana indica:
Criterios principales:
- Volumen y frecuencia de transacciones (corto período de propiedad).
Un corto período de propiedad indica que no buscas inversión a medio plazo, sino beneficios rápidos. En ciertos casos, una sola transacción puede considerarse actividad autónoma. La frecuencia y el corto período de tenencia son indicios de que buscas ganancias rápidas y aceptas pérdidas significativas.
- Uso de fondos ajenos para financiar inversiones.
Utilizar fondos externos en gestión privada es poco común y aumenta el riesgo, lo que puede interpretarse como actividad autónoma. Si los intereses y gastos de la deuda no se cubren con ingresos, ya no sería gestión privada, sino actividad profesional. La decisión final dependerá de las circunstancias concretas.
Negociar derivados puede ser solo para cobertura, pero si se negocian en volumen grande en relación con los activos totales, puede considerarse especulación y, por tanto, actividad comercial.
Pruebas circunstanciales de menor peso:
- Actuación sistemática o planificada.
Incrementar activamente el valor de los títulos o aprovechar el mercado para obtener beneficios puede indicar actividad profesional. La reinversión de beneficios en activos similares también puede considerarse parte de una estrategia planificada.
- Relación estrecha con la actividad profesional y conocimientos especializados.
Operar en relación con actividades profesionales o usar conocimientos especializados puede ser un indicio de que no actúas solo a nivel particular, sino como autónomo, parcial o completo.
La decisión del Tribunal Supremo alemán en 2009 le da menor peso a estos indicios.
Soluciones para traders considerados profesionales
La realidad suele ser más flexible de lo que parece. Sin embargo, si la autoridad fiscal sospecha que tu actividad puede ser profesional, revisa los cinco parámetros mencionados para evitar sorpresas.
Los traders ocasionales o de corto plazo generalmente no tienen que preocuparse por la residencia fiscal ni por convenios de doble imposición. Basta con cumplir los procedimientos legales y de verificación de identidad para abrir cuenta en un bróker, sin problemas como turistas perpetuos.
Si la mayor parte de tus ingresos proviene de plusvalías en acciones, futuros, divisas u otros derivados, normalmente no tendrás problemas con impuestos o retenciones.
Pero también puede ser conveniente usar alguna estructura societaria (sociedades, trusts o fundaciones) para proteger tus activos o eludir ciertas normativas del mercado financiero, especialmente si resides en países con altas cargas fiscales sobre ganancias de capital. Con una estructura adecuada, puedes aprovechar ventajas fiscales, como pagar menos impuestos o cotizaciones sociales, incluso si gestionas fondos propios.
En operaciones diarias, cada pequeña reducción porcentual en impuestos resulta importante. Es recomendable optar por pagar impuesto de sociedades, que es fijo, en lugar del IRPF, especialmente con volumen alto de transacciones. Por ejemplo, en Suiza, un trader puede limitar sus impuestos al 12,3% formando una sociedad GmbH en Lucerna.
Otra razón para usar una estructura es que en países con altos impuestos sobre ganancias de capital, pero sin reglas CFC, puedes operar legalmente sin pagar impuestos con la estructura adecuada. En algunos casos, como con residentes no domiciliados, solo ciertas ganancias están exentas, y una sociedad puede ser necesaria. Con jurisdicciones offshore, también puedes simplificar la contabilidad de tus operaciones.
Concluyendo
En definitiva, puedes hacer trading como persona física o a través de una sociedad. Cuanto más activos tengas y si vives en países con riesgos fiscales, más recomendable será gestionarlos mediante estructuras societarias. Para sumas superiores a un millón de euros, es muy aconsejable asegurarte de que tu trading no sea considerado actividad profesional. Para cantidades menores, generalmente no tendrás problemas.
Si deseas ayuda para determinar la mejor opción para vivir sin pagar impuestos sobre tu trading, puedes solicitar una consulta especializada aquí.