El poder mágico de comprometerse con una meta concreta

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El poder de comprometerse con una sola tarea

En nuestro mundo ruidoso, lleno de multitareas, siempre conectados y con una sobreestimulación constante en el trabajo, es fácil vivir en un estado de distracción permanente.

Pero eso no tiene por qué ser así.

Hace unos meses, al terminar un viaje de cinco días en una ciudad, recordé lo importante que es comprometerse con una sola tarea.

Me levanté unas horas antes del amanecer, conduje en la oscuridad fuera de la ciudad, caminé durante 30 minutos hasta la cima de una colina con vista al puente más famoso, y tomé esta foto…

Amanecer en la ciudad

Mientras allí estaba, disfrutando de la luz de la mañana, recordé una lección importante que es peligrosamente fácil de ignorar: si te comprometes con una tarea en lugar de pensar en un deseo, logras algo concreto.

El error peligroso que todos cometemos

Al llegar a la ciudad, me dije a mí mismo: “Solo toma fotos mientras haces otras cosas.” Mi objetivo principal era reunirme con amigos, así que pensé que podía tomar fotos mientras paseábamos por la ciudad. Pero eso resultó en cero fotos que valieran la pena compartir.

Tenía ideas vagas como, “Me gustaría hacer fotografía callejera,” pero nunca salí con la intención de fotografiar algo específico. Finalmente, en la última mañana, salí con la intención de capturar una imagen concreta y logré algo que valió la pena compartir.

Mi error fue pensar que, porque quería tomar fotos, automáticamente obtendría un resultado deseable.

¿Con qué frecuencia haces esto en tu propia vida?

Constantemente pensamos en nuestros deseos vagos sin comprometernos con una tarea específica. Vamos al gimnasio a “hacer ejercicio” sin intentar mejorar en algo concreto. Queremos “ser más fuertes” sin considerar qué músculos queremos trabajar. Deseamos ser más creativos, pero nunca nos dedicamos a un proyecto en particular.

La claridad conduce a la dirección

Las grandes preguntas que nos hacemos, como “¿Qué debería hacer con mi vida?” o “¿Alguna vez encontraré el amor?” o “¿Tiene sentido lo que hago?”… ninguna de ellas nos indica claramente qué deberíamos hacer a continuación.

Pero cuando te comprometes con una tarea, el siguiente paso se vuelve evidente. ¿Quieres tomar una foto del puente al amanecer? Siguiente paso: busca un buen lugar. ¿Lo encontraste? Siguiente paso: levántate temprano y conduce hasta allí.

Si solo piensas en lo que quieres, terminarás confundido o frustrado, con resultados tibios en el mejor de los casos.

Las decisiones encajan cuando tienes una dirección hacia la cual avanzar.

El compromiso con una tarea específica suele ser la única diferencia entre nuestros resultados y nuestros deseos.

Empieza ahora mismo

“Hasta que uno se compromete, hay vacilación, la oportunidad de retroceder. En todos los actos de iniciativa (y creación), hay una verdad elemental, cuya ignorancia mata innumerables ideas y planes brillantes: que en el momento en que uno se compromete definitivamente, la Providencia también se moviliza. Suceden cosas que ayudan, que nunca habrían ocurrido de otra manera. Una serie de eventos surge de la decisión, favoreciéndote con incidentes, encuentros y ayuda material que ningún hombre podría haber imaginado. Lo que puedas hacer o soñar que puedes hacer, empieza ahora. La audacia tiene genio, poder y magia. Empieza ya.”

— W.H. Murray

Muchas veces evitamos comprometernos con una meta específica por miedo a elegir mal. Pero olvidamos que siempre podemos ajustar nuestras decisiones más adelante.

Quizá lo más sorprendente de comprometerse con una meta concreta es que, si te encasillas en ella, comenzarás a salir de esa zona y lograrás algo más grande de lo que imaginaste.

Comprométete con algo y empieza ahora mismo.

Una vez que tomes la decisión de comenzar, el mundo encontrará maneras de ayudarte a terminar.

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