Hasta ahora, en Librestado hemos escrito poco sobre Suiza. Esto se debe a que, aunque a sus vecinos alemanes, franceses, italianos y austriacos Suiza les pueda parecer un paraíso fiscal, en realidad hay muchas otras opciones más interesantes para la residencia personal o de una empresa.
Sea como sea, la realidad es que para aquellos que por la razón que sea les guste vivir en esta zona de Europa Central, Suiza puede ser una opción bastante interesante, tanto a nivel personal como para la empresa (de la opción de vivir en Austria pagando mínimos impuestos ya hablamos en otro artículo). En este artículo hablaremos de las ventajas de constituir tu empresa en Suiza.
Dada la cercanía y la diferencia en cuanto a la presión fiscal, no es de extrañar que Alemania haya tomado medidas para parar la emigración de empresarios a Suiza.
Así, desde 2014 se aplica la llamada “überdachende Besteuerung”, una especie de impuesto adicional que los empresarios con negocios en Alemania que emigran a Suiza han de pagar sobre sus ingresos en Alemania durante los 5 años siguientes a su salida.
Sin embargo, teniendo en cuenta que estás leyendo este artículo en español, supongo que no tendrás este problema y tu país de origen no te ponga ningún inconveniente por tener tu empresa en Suiza.
Dado que Suiza es un país altamente descentralizado, resulta muy difícil definirlo en unas pocas frases. Las diferencias entre las regiones de habla alemana, francesa e italiana, su mentalidad y sus sistemas tributarios son demasiado pronunciadas.
La situación fiscal en Suiza es definitivamente mejor que en los típicos países europeos de fuerte presión fiscal, pero debemos tener en cuenta que vivir allí también resulta bastante más caro que en otros países de Europa. Por eso, en caso de que residas en España, seguramente Andorra sea una opción parecida, pero más interesante que Suiza para ti.
En Suiza generalmente te conviertes en residente fiscal pasando al menos 90 días en el año natural. Tener el centro de intereses económicos o vitales allí (hijos o cónyuge) también puede convertirte en residente fiscal allí.
Respecto a los impuestos como persona física, en Suiza puedes acogerte a una tarifa plana fiscal. Sin embargo, la suma fija que pagas es muy elevada, el cantón con la tarifa menor es Glaris y supone el pago anual de 150.000 francos suizos en impuestos. Teniendo en cuenta que Italia ofrece un régimen non-dom pagando una tasa fija anual de 100.000€, seguramente prefieras trasladarte a este país mediterráneo.
La carga fiscal y de seguridad social en Suiza varía mucho según el cantón y municipio, pero sin duda está por debajo del nivel de otros países de Europa Occidental. Zug es el cantón con menos impuestos a nivel personal, un 22,7%, pero hay que tener en cuenta que hay otros cantones en los que se paga hasta un 45%.
Aunque eso sí, si tienes movilidad a nivel internacional hay opciones mucho más interesantes para tu residencia personal, tales como Chipre, Georgia y Panamá (si quieres leer sobre todas las opciones en el mundo puedes adquirir nuestro ebook del emigrante).
Por eso, en este artículo nos introduciremos más bien en las ventajas que guarda Suiza para las empresas con sede allí.
Por qué Suiza puede ser una opción atractiva para registrar tu empresa
Suiza cuenta con ventajas y desventajas en lo referente a la fiscalidad de empresas con sede allí. Sin embargo, las desventajas no son muy graves y pueden resolverse con la estructura adecuada. Eso sí, las soluciones no son baratas, como tampoco lo es Suiza como emplazamiento para tu empresa.
Por eso, las soluciones presentadas en este artículo van dirigidas principalmente a profesionales y empresarios online con una renta anual de 100.000 euros o más. Para aquellos que estén debajo de estas sumas, las Partnerships como la LP canadiense o la LLC en Florida son seguro mejores alternativas.
Ahora, sin duda te preguntarás, ¿por qué elegir Suiza en vez de otros famosos paraísos fiscales de la UE como Irlanda, Malta, Andorra o Chipre?
La razón es que en algunos municipios suizos los impuestos de sociedades son ahora más bajos que en estos conocidos paraísos fiscales de la UE.
Actualmente, en Suiza existe una tasa uniforme del impuesto de sociedades a nivel federal del 8,5%. A dicha suma se le suman las tasas de impuestos de sociedades a nivel cantonal y municipal (la cuantía de estas puede incluso superar la de la tasa federal).
El máximo que tu empresa pagará en concepto de impuestos de sociedades será de un 24% (en Ginebra), el mínimo, en los cantones de Luzern, Nidwalden y Obwalden, está entre el 12 y 13%. Las llamadas Domizilgesellschaften (empresas domiciliadas) pueden evitar hasta un 70%-90% de los impuestos cantonales.
Estas empresas domiciliadas son sociedades mercantiles registradas en Suiza que sólo generan ingresos fuera del país, pero que cuentan con una oficina con empleados en Suiza. La rebaja de impuestos a nivel cantonal está vinculada al número de empleados que se mantengan.
A pesar de los altos costes salariales, muchas corporaciones internacionales establecen sus sedes en Suiza porque los impuestos cantonales se ven reducidos al mínimo.
En muchos de los cantones el tipo de impuesto de sociedades acaba siendo de esta forma inferior al 10%. La empresa domiciliada puede tener ingresos procedentes de Suiza, pero éstos se gravarían a los tipos normales.
En el marco de la iniciativa BEPS de la UE contra la evasión de impuestos y ante la presión de la UE, el Estado suizo trató de poner fin a esta práctica. No obstante, el pueblo suizo no lo veía igual y celebró en 2017 un referéndum en el que decidió oponerse a la reforma del impuesto de sociedades propuesta por el Gobierno.
Si se aprobase el proyecto de ley revisado, las empresas domiciliadas tendrían un grave problema. Seguramente, en este caso los cantones y municipios se verían obligados a reducir sus impuestos locales para evitar la emigración. Esta reducción fiscal vendría bien a las pequeñas empresas que no podían antes beneficiarse de las ventajas fiscales de las empresas domiciliadas.
Hoy en día, aún sin tener el estatus de empresa domiciliada, es factible tener una carga fiscal de entre el 12,3% y el 14%. En el caso de la conocida ciudad de Zug los impuestos de sociedad suponen un 14,5%.
El cantón de Lucerna ha ganado muchos puntos gracias a sus impuestos de sociedades reducidos (un 12,32% en la ciudad, más bajo aún en sus municipios).
A Nidwalden, Obwalden y Appenzell le siguen cantones bastante poco conocidos con una tasa inferior al 14%. Librestado colabora estrechamente con un agente que puede crear y gestionar empresas en Lucerna y Zug, entre otros.
Además de contar con unos impuestos de sociedad más bajos que otros países, Suiza tiene la particularidad de que los impuestos en sí mismos son deducibles. Por lo tanto, la carga fiscal prevista debe ser incluida en el cálculo y deducida. En el lugar adecuado, podrías ahorrarte así algún punto adicional.
En general, la administración fiscal suiza es considerada mucho más eficiente y abierta a negociaciones que la de otros países (sobre todo si pensamos en las de Argentina, España, o México, por ejemplo). Aunque no hay muchas diferencias en lo que podrás desgravarte, en cómo se lleva la contabilidad o se cierran los balances, el empresario suizo sí tiene la ventaja frente a lo que ocurre en otros países, de que las auditorías e investigaciones en Suiza son meticulosas, pero mucho menos agresivas.
Con una tasa del 7,7%, el IVA es considerablemente más bajo que en el resto de Europa (17-27%). Existen tasas de IVA reducido en muchas áreas y las exportaciones no están sujetas a este impuesto.
Otra ventaja es que Suiza está plenamente integrada en el sistema europeo de autoliquidación del IVA. Así, en caso de necesidad, resulta relativamente fácil obtener números de identificación fiscal en otros países.
Los costes de seguridad social son relativamente bajos, compensando en parte los elevados costes salariales. Dependiendo de la ubicación, los empleadores pagan entre un 10% y más del 20% en cotizaciones sociales. Aún viviendo fuera de Suiza, es posible acceder a su lujoso sistema de pensiones teniendo un sueldo desde una empresa suiza. Eso sí, ten en cuenta que también el sistema de pensiones suizo cuenta con problemas parecidos a los del resto de países en el mundo.
Las disposiciones fiscales de las que hemos hablado se aplican tanto a las sociedades anónimas como a las sociedades de responsabilidad limitada. Las AG (sociedades anónimas) gozan de gran reputación en Suiza, pero requieren un capital social de 100.000 francos suizos, de los cuales al menos la mitad deben ser desembolsados en el momento de constitución. Las GmbH (equivalente a las SL) son, con un capital social de 20.000 francos suizos, una buena alternativa para las pequeñas empresas.
Las 3 desventajas de las empresas en Suiza: Administrador, impuestos en origen e impuestos sobre el patrimonio
Ya se sabe que no todo lo que reluce es oro. Y esto también se aplica a la tributación y mantenimiento de empresas suizas. Sin embargo, si las analizamos más de cerca, veremos que las tres principales desventajas que presenta Suiza como lugar de negocios son menos importantes de lo que parecen.
Aquél que quiera constituir una GmbH suiza o una sociedad anónima, se tendrá que enfrentar al hecho de que deberá contratar a un director residente en Suiza. Esto, podría suponer una carga enorme en lo que respecta a los costes salariales de dicha empresa.
Sin embargo, en este caso es importante hacer una distinción entre la legislación suiza y la de otros países. En el marco de la legislación suiza, vale con contratar a un fiduciario como director de la empresa. Esto suele costar alrededor de 200€ al mes y no un mínimo de 2000€ mensuales.
Por supuesto, contratar un director de este tipo no otorga a la empresa el sustrato empresarial necesario para evitar los problemas con la dirección efectiva que tendrás si diriges tu empresa siendo residente fiscal en Alemania, España, Italia, Francia o algún otro país de fuerte presión fiscal. Sin embargo, como ya se ha mencionado anteriormente, podemos evitarnos la contratación de un director si vivimos cerca de la frontera con Suiza.
El segundo problema al que nos enfrentamos con si montamos nuestra empresa en Suiza tiene que ver con el posible impuesto sobre el patrimonio de las sociedades mercantiles suizas. Decimos “posible”, porque no todos los cantones aplican este impuesto.
A diferencia de lo que ocurre con las personas físicas, el impuesto sobre el patrimonio de las sociedades no es recaudado a nivel federal, sino por cada uno de los cantones. En los estados sin impuesto sobre el patrimonio, los impuestos de sociedades suelen ser algo más altos.
El impuesto sobre el patrimonio oscila entre el 0,001% y el 0,525% del patrimonio neto de las sociedades mercantiles. El impuesto sobre el patrimonio, en caso de que lo haya, no es algo de lo que preocuparse si los beneficios se estructuran correctamente y se transfieren con regularidad, evitando retenciones en Suiza. Además, algunos cantones tales como Schwyz, Soleura y Turgovia también ofrecen la posibilidad de compensar el impuesto sobre el patrimonio con la carga del impuesto sobre los beneficios.
El tercer problema tiene que ver con las retenciones en origen.
Suiza retiene hasta un 35% en caso de reparto de beneficios (dividendos) desde una sociedad mercantil suiza. Como ves, la cantidad que tiene que retener la sociedad en caso de reparto de dividendos a sus socios es extremadamente elevada.
Afortunadamente, Suiza, a pesar de no ser un país miembro de la UE, toma parte de la Directiva sobre Matrices y Filiales de la UE. Esta directiva establece que las transferencias de beneficios entre empresas de la UE (Suiza incluida) están exentas de retenciones, siempre y cuando exista una participación mínima del 10% y se respeten los períodos mínimos de tenencia.
Por consiguiente, una GmbH suiza puede transferir beneficios a otras sociedades mercantiles de la UE sin necesidad de retenciones a cuenta.
En caso de no ser posible contar con una holding en algún país de la UE, aún queda la posibilidad de apoyarse en la amplia red de convenios de doble imposición que Suiza ha firmado y que ayuda a reducir las retenciones.