Motiva a tu equipo
Como empresa, puedes perder una gran cantidad de eficiencia operativa si tienes un equipo desmotivado o insatisfecho. En pocas palabras, un equipo motivado quiere dar lo mejor de sí, lo que hace tu trabajo como líder mucho más sencillo.
Piensa en identificar qué hace que cada miembro de tu equipo ‘funcione’, recordando que esto no es algo que se pueda aplicar igual a todos. Revisa con regularidad a tus integrantes para detectar cambios en su energía. Esto es especialmente importante en estos tiempos en los que muchos trabajan de forma remota.
Como mínimo, demuestra tu pasión y confianza en lo que haces para que tu equipo vea que realmente crees en ello.
Empoderamiento
Los roles de gestión pueden ser abrumadores. Es fácil perderse en llamadas, correos, proyectos improvisados y problemas operativos, olvidando tus prioridades. Ser consciente de en qué inviertes tu tiempo y considerar el coste de oportunidad de cada tarea puede ser muy útil tanto para ti como para tu equipo.
Empodera a tu equipo delegando tareas que otros puedan hacer fácilmente, así podrás dedicar más tiempo a proyectos que realmente necesitan tu atención. La priorización es clave. He visto personas que revisan su agenda cada mañana y deciden qué pueden ‘posponer’ ese día. Pregúntate: si esa reunión puede cancelarse sin afectar tu negocio, ¿realmente necesitabas hacerla en primer lugar? ¿Podrías haber delegado esa tarea?
Es mejor delegar al inicio de un proyecto que en el último momento, cuando estás saturado. Esto dará confianza y motivación a quien recibe la tarea, en lugar de desmotivarlo por hacer algo a última hora porque estás muy ocupado y no le diste suficiente tiempo para prepararse.
Reservar tiempo en tu agenda para concentrarte en tareas importantes también ayuda a mantener el enfoque sin distracciones. Una gestión del tiempo más eficiente te permitirá ofrecer mayor estructura y apoyo a tu equipo.
Reflexión
Es fundamental reflexionar regularmente sobre tu rol y desempeño como líder. Me gusta el principio del Programación Neurolingüística (PNL) que dice que ‘no hay fracasos, solo retroalimentación’. Incluso si algo no sale como esperabas, siempre hay una oportunidad para analizar el proceso y aprender para la próxima vez.
Esto puede ser una autoevaluación o un proceso más estructurado con tu equipo. ¡O ambas cosas! No te escondas si algo no salió bien; podrías perder la oportunidad de que tu equipo sea escuchado, todos aprendan y estén mejor preparados para el siguiente reto.
Dedico un espacio en mi agenda para anotar reflexiones diarias. Pueden ser notas informales, pero analizar las situaciones y reconocer lo positivo y lo negativo te ayudará a crecer como líder.
Pedir retroalimentación regularmente, ya sea informal o formal, también te ayuda a entender mejor tu estilo de liderazgo.
Comunicación
¡La comunicación es clave! Poder expresarte en diferentes escenarios es fundamental para influir y empoderar a otros. No solo necesitas inspirar y comunicar tu visión, sino también gestionar esas conversaciones difíciles.
Si tienes una reunión importante o una conversación que no sueles afrontar, preparar un esquema y practicar puede ser muy útil para sentirte más seguro y preparado.
Intenta ponerte en el lugar de la otra persona. ¿Cómo te verá? ¿Qué estará sintiendo? ¿Qué espera obtener? Esto te ayudará a anticipar problemas que no habías considerado desde tu perspectiva.
También es muy importante que tus colaboradores sientan que pueden comunicarse contigo. Construir rapport es una habilidad esencial para ser un líder fuerte e influyente. Siempre entro a una reunión con una sonrisa; eso transmite confianza y hace que los demás se sientan cómodos. Además, es una señal de apertura y disposición para escuchar.
Adapta tu estilo
Recuerda que cada persona en tu equipo es única y necesita un estilo de liderazgo diferente para sacar lo mejor de ella. Es fácil caer en la trampa de usar el estilo que te resulta más natural o que funciona con la mayoría.
Es sabido que en situaciones de estrés, las personas tienden a actuar según su estilo de liderazgo natural. Por eso, es buena idea analizar tu propio estilo (como mencioné en la reflexión anterior) para poder adaptarlo según la situación. Si eres una persona orientada a las relaciones, también debes inspirar y motivar a quienes son más enfocados en tareas y resultados.
Por otro lado, si trabajas en un entorno muy centrado en las tareas, considera cómo puedes equilibrar esto fomentando comportamientos democráticos en tu liderazgo. Reconocer cómo ajustar tu estilo para apoyar a cada individuo asegurará que todo tu equipo se sienta valorado y motivado para cumplir con sus roles.
A pesar de muchos años estudiando teorías de liderazgo, estoy convencido de que liderar personas es más un arte que una ciencia. Mantenerte positivo, abierto a la autoevaluación y en constante aprendizaje mejorará tu capacidad para ser un gran líder para tu equipo.