Una aventura de pesca en Nueva Zelanda: más que solo peces
Solo había probado la pesca una vez en mi vida. Fue durante una estancia prolongada en la isla de Ko Lipe en Tailandia. Algunos amigos y yo alquilamos un barco para explorar el parque nacional y las islas cercanas. Para almorzar, nuestro capitán tailandés salió a pescar. Fui de los pocos que lo acompañaron, y cada uno de nosotros tuvo la oportunidad de atrapar algo.
La pesca fue a la antigua: un anzuelo con línea lanzada al agua. Muy simple. Nuestro almuerzo mordió mientras yo sostenía la línea. Logré atrapar un buen pez para todos, pero en el proceso me corté el dedo. Una victoria agridulce.
Ahora, en Nueva Zelanda, mis amigos y yo decidimos ir a pescar. No soy muy fanático de la pesca — encuentro que la espera es aburrida — pero sí disfruto tomar algo en lagos con mis amigos.
La pesca de truchas en Taupo, Nueva Zelanda, fue una experiencia completamente diferente a aquella vez en Tailandia.
En lugar de pescar con línea en un bote largo y abierto, usamos un barco moderno equipado con sonar, un capitán gruñón pero muy divertido, y cañas de alta tecnología.
Después del almuerzo, partimos hacia el lago en busca de truchas. Éramos como una pequeña ONU de pescadores: yo de Estados Unidos, mis amigos de Alemania, Suecia, Irlanda y Australia, y nuestro capitán neozelandés, buscando pasar la tarde en el lago y también conseguir algunos peces para la cena.
Al principio, la pesca no fue muy buena. Nuestro capitán usó equipos tecnológicos y pesas para hundir las líneas a 36 metros bajo la superficie, y navegamos esperando nuestro primer mordisco, cada uno con una línea en mano. Luego, esperamos más. Y más. Finalmente, aburridos y con cervezas en mano, subimos a la cubierta superior para disfrutar del paisaje.
Y qué vista.
Taupo es mi lugar favorito en Nueva Zelanda. La zona es realmente impresionante. La ciudad está en el lago más grande del país, desde donde se puede ver el Monte Ngauruhoe (el Monte del Destino en El Señor de los Anillos) y el Monte Tongariro (el escenario de la mejor caminata de un día en el país). Cerca hay manantiales de agua caliente y las increíbles Cataratas Huka, donde el agua es de un azul profundo, como si miraras un iceberg.
Me encanta Taupo, y aún más disfrutar del lago, navegando, tomando el sol, viendo las otras embarcaciones y maravillándome con las montañas a lo lejos.
Que hubiéramos atrapado peces o no, no importaba. Estábamos teniendo un día perfecto.
Al alquilar el barco por dos horas, el tiempo pasaba y parecía que no íbamos a pescar nada. Nuestro capitán se iba poniendo más frustrado, maldiciendo por qué siempre vuelve con las manos vacías. Intentó consolarnos con unas cervezas más, pero la falta de peces parecía molestarle más que a nosotros. Y justo cuando escuchábamos su monólogo sobre la cultura local, lo vimos: un tirón en una de las líneas. Luego otro tirón. ¡Habíamos atrapado dos peces!
Y uno de esos peces era mío. Era hora de atrapar el segundo pez de mi vida. Pero no tenía ni idea de qué hacer, nunca había usado un carrete.
«¿Cómo lo traigo?» pregunté.
«¡Sin preguntas tontas!» gritó el capitán. «¡Tienes que girar la rueda para recoger la línea!» señaló enojado hacia la caña.
«Vale, nunca he hecho esto antes,» respondí.
Así que allí estaba, recogiendo mi trucha. No se resistió mucho y, en poco tiempo, la tenía en el barco. Mi amigo también sacó su pez. Nuestro capitán se encargó del resto, matando los peces, regañándome por mi novatez al estilo de los neozelandeses (porque se preocupan), y declarando el día un éxito. Conseguimos dos peces de buen tamaño para la cena.
De regreso en el puerto, nuestro capitán sonreía feliz, contento de haber atrapado algo, aunque no fueran las truchas más grandes. Fue un día emocionante en el lago, con el sol todavía brillando y el aire fresco al atardecer.
Esa noche, llevamos nuestros peces a uno de los restaurantes junto al lago, donde los limpiaron y cocinaron para nosotros. Mejor que cualquier comida en una cocina de hostal. Con pescado, vino y el paisaje del lago de fondo, nos sentimos satisfechos con nuestro día. Fue uno para recordar… y sigue siendo uno de mis días favoritos en el país.
NOTA: Para encontrar un pescador, solo ve al muelle y pregunta. No necesitas tours caros; suelen ser una estafa. Muchos pescadores del muelle te llevarán a pescar. Puedes negociar el precio. ¡Es más fácil y divertido!
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