Todo lo que debes saber sobre residencia y residencia fiscal en 2026
En el artículo de hoy, explicaremos todo lo que necesitas conocer sobre la residencia legal y la residencia fiscal si eres un viajero perpetuo y quieres evitar problemas legales. También revisaremos (aquí dejamos el artículo anterior sobre el tema) la cuestión de la residencia bancaria (para políticas KYC y de diligencia debida).
Por lo tanto, intentamos responder a la gran pregunta: ¿como viajero perpetuo, es posible gestionar todos los trámites bancarios, financieros y de inversión sin perder las ventajas de este estilo de vida?
Existen muchos países en el mundo que solo aceptan la salida o emigración fiscal cuando se establece una nueva residencia fiscal y se presenta un certificado de residencia fiscal.
Ya hemos hablado mucho sobre los factores que te convierten en residente en un lugar u otro, ya sea el centro de intereses vitales o el período de estancia en los países.
Sin embargo, somos conscientes de que algunos términos aún generan confusión. Por eso, creemos que vale la pena volver a este tema y profundizar un poco más en la residencia de conformidad bancaria y en el certificado fiscal.
Cada país tiene su propio procedimiento
… pero hay conceptos importantes que explicar antes de comenzar:
- «La baja en el registro»: se refiere a la salida oficial del sistema de un país. La «baja en el registro» es la notificación de tu intención de emigrar. Generalmente, debes informar a las autoridades locales (incluida Hacienda) con antelación a la fecha en que abandonarás el país y dejarás de ser residente fiscal. En algunos países, esto se realiza una vez que ya has salido. Muchos países asumen que abandonar su sistema implica incorporarse al de otro país, por lo que te pedirán pruebas de tu nueva residencia, como un permiso de residencia, contrato de alquiler, alta en el padrón o certificado fiscal. Además, debes asegurarte de no cumplir con los requisitos que te convertirían en residente fiscal, como tener una vivienda allí o mantener tus intereses vitales en ese país.
- El centro de intereses vitales: este concepto varía en diferentes países. Cada nación tiene su propia normativa, aunque suele ser similar. En definitiva, el centro de intereses vitales determina si eres residente fiscal. No puedes justificar que tu centro de intereses vitales está en Malasia si pasas la mayor parte del año en Europa. En países de Europa continental, además del centro de intereses vitales, existen sistemas de registro propios que difieren del del Reino Unido. Cuando abandonas tu país de residencia, debes darte de baja en el registro para dejar de ser residente fiscal, renunciando a derechos y obligaciones. No hacerlo puede ser costoso.
- Permiso de residencia (equiparable a un visado): tener un permiso de residencia no significa necesariamente que vivas allí permanentemente. Puedes tener permisos ilimitados, pero su obtención o pérdida depende de las leyes del país. Muchas naciones ofrecen diferentes vías para permisos de larga duración, con requisitos específicos. Tener una empresa en Dubái, por ejemplo, no implica automáticamente residencia fiscal allí. El permiso solo te permite permanecer en el país, similar a un pasaporte de la UE en la zona Schengen. Para trasladar oficialmente tu residencia fiscal, deberás pasar la mayor parte del año en ese país o cumplir otras condiciones. Los permisos temporales suelen requerir una estancia mínima de 183 días, lo que implica pagar impuestos automáticamente. Los permisos permanentes pueden caducar si no se visitan durante años, y algunas residencias obligan a pagar impuestos en ese país, independientemente de dónde vivas.
- Residencia/dirección: tu residencia es tu hogar, pero no siempre coincide con tu residencia fiscal. En algunos países, tener un piso no implica ser residente fiscal ni requiere permiso de residencia. Como turista, puedes alquilar o comprar un piso sin registrarte ni solicitar visado. En países de Europa germánica, la disponibilidad de un piso puede generar automáticamente un centro de intereses vitales, pero en otros países no necesariamente.
- Residencia fiscal: es el lugar donde tú o tu empresa están obligados a presentar declaración de impuestos. A menudo, coincide con tu domicilio, pero puede ser diferente. Es posible tener residencia fiscal sin domicilio, y viceversa. Esto es muy importante, ya que leyes y tratados bilaterales pueden determinar la tributación en un país distinto del de residencia fiscal.
- Certificado fiscal: prueba oficial de residencia o domicilio, emitida por las autoridades fiscales. Normalmente se obtiene tras 183 días de estancia en un país, para evitar certificados múltiples. Algunos países tienen normativas específicas. Este certificado no equivale al número de identificación fiscal, que no genera obligaciones tributarias por sí solo. La residencia fiscal no garantiza automáticamente la obtención del certificado.
- Número de identificación fiscal: número que suelen solicitar bancos y entidades financieras para facilitar el intercambio de datos. Es complementario a facturas y otros documentos, y no implica automáticamente obligaciones fiscales. En algunos países, se obtiene al nacer o al generar intereses en cuentas en el extranjero, pero no te convierte en sujeto pasivo ilimitado.
Cómo darse de baja en el registro de otros países
En general, no basta con darse de baja y marcharse: hay condiciones y hechos que deben demostrarse. A continuación, analizamos ejemplos de países con alta tributación y requisitos estrictos. Muchos de estos países aplican impuestos extendidos tras la salida, pero no abordaremos ese tema aquí. Además, en Estados Unidos, la única forma de escapar definitivamente es renunciando a la ciudadanía.
Escandinavia
En países como Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia e Islandia, se debe informar de la emigración a las autoridades fiscales. Estos países de alta fiscalidad aplican normas estrictas que obligan a seguir pagando impuestos años después de emigrar.
En Suecia, los ciudadanos y residentes con 10 años en el país deben demostrar que han cortado todos los vínculos sustanciales. La prueba se traslada a Hacienda después de 5 años. En Finlandia, la normativa es similar y también responsabiliza a los ciudadanos de presentar pruebas.
En Noruega, quien emigre debe demostrar haber pasado menos de 61 días en el país en un año y no tener vivienda disponible. Tras 10 años en Noruega, se debe demostrar durante 3 años consecutivos, y solo después del cuarto año estarías exento de obligaciones fiscales. Esto puede variar si hay convenios bilaterales.
En Islandia, basta con abandonar el país, salvo que seas ciudadano islandés o lleves 17 años allí. En estos casos, la obligación tributaria termina solo si demuestras que has tributado en tu país de residencia.
España
En España, la obligación fiscal finaliza solo si informas a Hacienda de tu nueva residencia en el extranjero y esta acepta el cambio. La vía más sencilla es obtener un certificado de residencia fiscal del nuevo país, aunque no siempre es obligatorio. Los extranjeros, independientemente del tiempo registrado, también deben cumplir este requisito. Los españoles que emigran a paraísos fiscales en su lista negra siguen pagando impuestos durante 4+1 años. Países con convenios de doble imposición, como Panamá o Emiratos, están exentos.
Reino Unido
Es necesario informar a HMRC de la salida, rellenando y presentando el impreso P85. La residencia fiscal se determina mediante la Prueba de Residencia Legal, que evalúa el tiempo en el país y otros vínculos.
Australia
Se debe informar a la Oficina Australiana de Impuestos (ATO). Existen 3 pruebas para determinar la residencia fiscal: prueba de residencia, de domicilio y de 183 días. La baja del registro es sencilla, pero los residentes extranjeros ya no pueden solicitar exenciones en plusvalías por venta de vivienda. Es posible solicitar la cancelación del pago de pensiones australianas (DASP).
Canadá
Al abandonar Canadá, la autoridad fiscal considera que has vendido todos tus bienes a valor de mercado, generando una retención final sobre las ganancias. Debes presentar declaración de impuestos antes del 30 de abril del año siguiente. La residencia fiscal se basa en varios factores, como permisos de conducir, seguros, afiliaciones, etc. Solo se mantiene responsabilidad fiscal en ciertos ingresos, como alquileres, salarios de empresas locales, pensiones, beneficios de sociedades, entre otros.
Residencia fiscal
Gracias a la regla de los 183 días, puedes evitar ser residente fiscal en muchos países si pasas menos de medio año y demuestras que no tienes intereses vitales allí.
En la UE, después de 3 meses de residencia, se requiere registrarse obligatoriamente. Si no te registras y sales antes de medio año, no tendrás obligaciones fiscales. Es recomendable consultar las leyes y convenios de doble imposición de cada país, y obtener un certificado fiscal para exenciones.
La residencia fiscal y los convenios bilaterales protegen frente a doble tributación, especialmente si tienes vínculos con países donde no quieres ser residente fiscal. En países de alta tributación o paraísos fiscales de la UE, mantener vínculos con tu país de origen puede ser ventajoso, usando las reglas de resolución de conflictos (Tie Breaker Rules).
Residencia de conformidad bancaria y residencias fiscales
Este tema genera muchas dudas. En muchos casos, no necesitas un certificado fiscal para darte de baja, pero sí para mantener vínculos fuertes con tu país de origen o tener una vivienda allí.
El aspecto de conformidad bancaria es diferente. Es algo que casi todos necesitarán. Ayudamos a expatriados, viajeros perpetuos y nómadas digitales a gestionar este proceso: obtener una factura de consumo y un número de identificación fiscal tras darse de baja en sus países.
Es importante entender que no puedes eliminar completamente tu residencia en todos los sistemas. Solo puedes reducir tus obligaciones, pero algunas cuestiones burocráticas y legales permanecen. En algún momento, te preguntarán dónde «vives» realmente o te pedirán pruebas de residencia para abrir cuentas o solicitar pasaportes.
Para ello, lo mejor es crear una estructura de conformidad legal a medio plazo, como alquilar un piso o que alguien ponga una factura a tu nombre. La factura de servicios públicos es clave, pero solo unos pocos proveedores están dispuestos a asumir el riesgo de emitir facturas con direcciones falsas, por lo que conviene actuar con confianza y precaución.
Las entidades financieras exigen cada vez más pruebas de residencia, como facturas o números de identificación fiscal. Aunque aún no es habitual solicitar permisos de residencia o documentos de identidad, esto cambiará en los próximos años. La estrategia más recomendable es tener varias residencias de conformidad bancaria en diferentes países, con inmuebles que generen facturas y permitan gestionar impuestos localmente.
Por ejemplo, tener una residencia en la UE para gestionar cuentas y brokers, y otra fuera de la UE para criptomonedas, puede ser una buena estrategia. Sin embargo, regulaciones recientes en la UE han complicado el uso de residencias en algunos países, como los Emiratos Árabes Unidos, que han sido incluidos en listas negras de la UE, dificultando operaciones bancarias.
Una residencia de conformidad bancaria está vinculada a un número de identificación fiscal. En países como Panamá o Paraguay, este número aparece en documentos oficiales. La emisión de certificados fiscales puede ser requerida en algunos casos, pero no siempre es imprescindible para gestionar tu situación fiscal.
Certificados fiscales en todo el mundo
Ser residente fiscal en un sistema no siempre es negativo: solo hay que obtener los certificados adecuados y aprovechar los convenios de doble imposición. Esto puede ahorrar impuestos, especialmente en ingresos por dividendos o intereses.
Algunas opciones populares incluyen:
- Paraguay: tras obtener tu permiso de residencia, puedes solicitar tu número de identificación fiscal en el Registro Único del Contribuyente (RUC). Se considera residente si pasas más de 120 días en el país, aunque tiene pocos convenios de doble imposición.
- Panamá: aplica la norma de los 183 días. La residencia permanente implica residencia fiscal, aunque muchos países no lo reconocen. Tiene varios convenios de doble imposición.
- Chipre: uno de los destinos más atractivos en la UE, con certificado fiscal tras solo 60 días de residencia, siempre que cumplas ciertos requisitos, como crear una empresa local y residir un máximo de 183 días en otros países. Tiene excelentes convenios de doble imposición.
- Malta: requiere 3 meses de presencia para registrarse, con estatus non-dom de 183 días, y opciones para residentes de alto patrimonio con impuestos fijos y requisitos de propiedad o alquiler. También ofrece ventajas para pensionistas.
- Portugal: aplica la norma de los 183 días, y con el programa NHR, puedes obtener un certificado fiscal incluso sin residencia física en el país.
- Irlanda: si pasas 183 días o más en un año, o 280 días en dos años consecutivos, eres residente fiscal. Solo 3 meses y medio al año pueden