Guía completa sobre inversiones y impuestos en criptomonedas en 2026

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Librestado tiene muchos tipos de lectores: emprendedores, inversores, ahorradores, nómadas digitales y, por supuesto, quienes invierten y gestionan negocios basados en criptomonedas.

Christoph lleva años usando y negociando con diferentes criptomonedas, incluyendo Bitcoin, y hoy ha logrado plasmar gran parte de su conocimiento en este campo.

Hemos publicado uno de esos artículos que creemos puede convertirse en un pilar fundamental para cualquier persona que en algún momento utilice criptomonedas, especialmente en lo que respecta a la fiscalidad del bitcoin y otras criptomonedas.

Por supuesto, existen muchos artículos sobre Bitcoin y otras criptomonedas, pero ninguno los analiza con tanta profundidad como este, desde una perspectiva internacional que presta especial atención al comercio, anonimato, inversión y fiscalidad.

Índice de contenidos:

Cada vez son menos quienes dudan de que las criptomonedas han llegado para quedarse.

Hoy en día puedes usar Bitcoin tanto en tu vida privada como para negocios, e incluso los Estados, que hasta hace poco ignoraban las criptomonedas, han comenzado a prestarles atención (como ocurrió con internet, aunque no siempre para bien).

Desde 2011, cuando recuerdo que te regalaban 5 Bitcoins (valor actual de unos 50.000€) por instalar un Wallet, la introducción en el mundo de las criptomonedas ha sido mucho más difícil que ahora.

No existían Wallets fáciles de usar para diferentes sistemas operativos. En aquellos tiempos, depender de Windows o Linux hacía que usar Bitcoin requiriera mucho tiempo y esfuerzo técnico.

Aún recuerdo el móvil que me robaron en 2012, sin copia de seguridad, con 5 Bitcoins. En aquel entonces, no eran nada, pero hoy equivaldrían a un buen salario anual.

En 2014, escribí en la universidad mi trabajo de licenciatura sobre Autogobierno con criptomonedas. A los académicos no les gustó mucho, y tampoco lo entendieron del todo, pero al menos puedo decir que la mayoría de mis pronósticos resultaron correctos. Si te interesa, puedes descargarlo en alemán aquí.

Como mencioné, hoy quiero avanzar un paso más y hablar de la criptomoneda como inversión. Yo mismo invierto activamente en diferentes criptomonedas, enfrentándome a numerosos desafíos en el proceso.

Además, cada vez más clientes en Librestado nos consultan sobre este tema: personas que se han hecho ricas de la noche a la mañana y no saben qué hacer con sus Bitcoin o Ethereum, cómo convertirlos a otras divisas o qué aspectos tributarios deben considerar.

Este artículo no pretende ser una introducción a las criptomonedas. Asume un conocimiento básico, dirigido a quienes ya han comenzado a invertir y comerciar con ellas con cierto éxito. Si necesitas esa base, puedes buscar en internet “conceptos básicos de bitcoin” o “cómo funciona la criptomoneda”.

He escrito este artículo durante varios meses y tardó dos más en traducirse, por lo que en el dinámico mundo de las criptomonedas puede haber habido cambios. Cuando empecé a escribir, el bitcoin valía unos 3.000 euros, y desde entonces ha triplicado su valor, aunque durante la traducción ha vuelto a caer.

Ahora es sin duda un buen momento para publicarlo.

Bitcoin como vínculo de unión

No se puede hablar de criptomonedas sin mencionar el Bitcoin. Es (de momento) la criptodivisa con mayor capitalización de mercado y se considera la primera criptomoneda en la historia.

En el momento de redactar este artículo (considerando los rápidos cambios en este mundo) el Bitcoin tenía una capitalización de unos 170 mil millones de euros, y el total de criptomonedas alcanzaba los 310 mil millones.

Bitcoin sigue siendo la principal criptodivisa, pero esto puede cambiar en cualquier momento; monedas como Ethereum parecen estar en posición de arrebatarle el puesto en el futuro cercano.

De alguna forma, todas las criptomonedas dependen del efecto en red del Bitcoin, ya que es la más conocida y la que tiene mayor aceptación pública.

Hasta hace poco, toda transacción de dinero Fiat (como euros o dólares) a Altcoins (criptomonedas alternativas) debía pasar primero por Bitcoin; no era posible intercambiar, vender o comprar otras criptomonedas directamente.

Esta dependencia también contribuye a la sobrecarga de la blockchain, que es la tecnología que respalda a Bitcoin.

Una de las ventajas principales del Bitcoin en el pasado era la posibilidad de hacer transferencias en segundos y con costos mínimos. Hoy en día, en muchos casos, hay que esperar días y pagar altas comisiones para priorizar transacciones urgentes.

Actualmente, ya es posible comprar Ethereum y otras criptomonedas directamente, lo que puede ser una buena alternativa para introducirse rápidamente en el mercado cripto.

Ethereum, en particular, está ganando importancia como moneda, ya que funciona como un “lenguaje de programación descentralizado” con contratos inteligentes, aportando más valor que Bitcoin en su papel como divisa.

Ethereum se ha convertido en una gran oportunidad de inversión, tema que abordaremos más adelante en este artículo.

Hablaremos del futuro de Bitcoin y sus problemas estructurales solo de manera marginal (ver más abajo). Aunque creo que las criptomonedas son el futuro, soy escéptico respecto a Bitcoin en estos momentos.

Solo conservo algunos restos de Bitcoin y no compro más, aunque sigo aceptando pagos en esta y otras criptomonedas.

A pesar de que Bitcoin se ha multiplicado por diez en pocos meses (y luego ha caído rápidamente), con otras Altcoins es posible obtener saltos mucho mayores.

En círculos especializados se habla del “flippening”: cada vez son más quienes cuestionan la supremacía de Bitcoin y piensan que pronto será desplazado por Ethereum o incluso Bitcoin Cash.

Por supuesto, ambas monedas pueden coexistir, ya que cumplen funciones distintas.

Bitcoin es una divisa descentralizada, no inflacionaria (aunque habrá que tener en cuenta futuros hard forks o cambios radicales en su protocolo, de los que hablaremos más adelante).

Ethereum, en cambio, ha sido centralizada desde el hard fork del DAO (que dividió la moneda en Ethereum y Ethereum Classic), y constantemente se minan nuevos ETH.

Todo esto es solo una instantánea del momento; en el mundo de las criptomonedas los cambios suceden muy rápido. Es probable que, al leer esto, ya hayan surgido nuevas monedas y otras hayan quedado en el olvido. Esa es la belleza del mercado libre de las criptodivisas: invertir en ellas es emocionante y lucrativo.

Sobre las bolsas de intercambio, monederos en línea y fuera de línea

Antes de invertir en criptomonedas, es fundamental entender cómo almacenarlas de forma segura, ya que este es uno de los errores más comunes entre principiantes.

Puedes guardar tus criptomonedas en la nube, en bolsas de intercambio y carteras digitales (wallets), o en hardware, usando dispositivos físicos para tu cartera.

Se recomienda generalmente guardar las criptomonedas offline, es decir, en un lugar seguro y sin conexión a internet. Cuando quieras comerciar, transferir o recibir fondos, tendrás que conectarte.

De esta forma, evitas hackeos y, si tomas las precauciones necesarias y haces copias de seguridad, podrás acceder a tus fondos incluso si el hardware falla.

Muchos Bitcoin han desaparecido en el “Nirvana digital” porque sus dueños olvidaron la Llave Privada o la frase mnemotécnica para recuperarlos.

Por seguridad, no se recomienda guardar la clave privada en la nube o en dispositivos conectados a internet. Las reglas mnemotécnicas, que consisten en memorizar 12 palabras en orden, se han convertido en el estándar. Se recomienda crear un paper wallet, anotando la clave en papel y guardándola en un lugar seguro.

Algunos prefieren confiar la clave solo a su memoria, sin papel.

Existen en el mercado hardware innovador como Trezor o Ledger, que permiten guardar las criptomonedas offline.

También se puede guardar en un pendrive, enterrarlo en el jardín o incluso implantar un chip bajo la piel. Aunque esto último es poco común y más una opción futurista, similar a guardar ahorros en oro en forma moderna.

Muchos optan por guardar la mayor parte en bolsas y carteras en línea por comodidad, aunque esto implica riesgos.

Las plataformas en línea pueden ser hackeadas, manipularse o incluso cerrarse. Además, las transacciones en blockchain son públicas y rastreables, lo que puede comprometer el anonimato.

Para mayor seguridad, se recomienda usar la autenticación en dos pasos en plataformas en línea, aunque puede ser incómodo. Esto ayuda a proteger tus fondos en caso de vulnerabilidades.

Es importante confiar en la plataforma y en sus responsables, ya que tienen acceso total a tu cuenta.

Si no operas diariamente, lo mejor es desconectar tus fondos en línea y almacenarlos en hardware seguro, ya que el valor de la criptomoneda puede variar independientemente de su conexión.

Las bolsas de intercambio son prácticas, pero si quieres mantener la privacidad y seguridad, lo mejor es guardar tus criptomonedas en hardware propio y hacer copias de seguridad.

Anonimizando con el Bitcoin Mixer

La pseudo-anonimidad del Bitcoin puede ser vista como una ventaja o una desventaja. Si fuera completamente anónima, no habría sido tan aceptada en el mercado ni habría logrado la regulación necesaria.

Usar solo plataformas de cartera en línea sin medidas adicionales puede facilitar la identificación del usuario.

Para mantener la privacidad, puedes transferir tus Bitcoins a criptomonedas más anónimas como Darkcoin, Monero o Dash, y luego convertirlas de nuevo a Bitcoin. Ten en cuenta que esto puede implicar tasas de cambio según la plataforma.

Otra opción es usar un Bitcoin Mixer (mezclador), que combina y mezcla las criptomonedas de diferentes usuarios de forma descentralizada, dificultando su rastreo.

Es importante verificar la confiabilidad de los proveedores a los que envías tus fondos. Algunos que podrían ser confiables:

Criptomoneda e impuestos, evita quedar en la zona gris

El manejo de monederos en línea y offline, así como la pseudo-anonimidad en operaciones con criptomonedas, influyen en su tratamiento fiscal.

Lamentablemente, la regulación fiscal del Bitcoin y otras criptomonedas aún no está clara. La mayoría de las autoridades fiscales todavía no entienden bien este fenómeno.

Pocos países han definido un estatus fiscal claro para las criptomonedas. En algunos, como Alemania, si mantienes Bitcoin por más de un año, no tributa. Las ventas en ese período no están sujetas a retención, pero se suman al impuesto sobre la renta como venta privada.

El Bitcoin está exento de IVA en su compra y venta, pero se paga IVA si se usan para pagar servicios o productos. Además, hay que declarar beneficios en la declaración anual, ya sea por comercio, minería o comisiones.

Un dato importante: en programas de inversión de alto rendimiento o esquemas Ponzi, los beneficios por prestar Bitcoins no están exentos en Alemania hasta pasado un período de 10 años.

Por la relativa poca regulación y anonimato, muchos prefieren mantener un perfil bajo. Sin embargo, registrar las ganancias en la contabilidad y justificar el origen de los fondos puede ser complicado.

Las autoridades financieras avanzan en la vigilancia de la blockchain y ya existen softwares especializados para ello. Aunque se puede usar Bitcoin de forma anónima, a largo plazo esto puede ser arriesgado, similar a esconder beneficios en paraísos fiscales.

La falta de un marco legal claro representa un problema para inversores y comerciantes. Muchos consideran traslad

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