Ya sea que busques una opción que te brinde seguridad legal, estés cansado de vivir sin las ventajas de tener residencia o quieras trasladar tu residencia fiscal para reducir la alta presión fiscal en tu país de origen, la Unión Europea ofrece varias soluciones interesantes para ti.
Este artículo está especialmente pensado para nómadas digitales que, por una u otra razón, no desean o no pueden vivir como viajeros perpetuos sin domicilio fiscal.
Por supuesto, también empresarios, inversores y viajeros permanentes con intención (y capacidad) de establecerse en algún país podrán aprovechar mucho lo que compartiré en este post.
Así que vamos allá. A continuación, te mostraré cómo puedes optimizar tus impuestos dentro de la Unión Europea, abordaremos los siguientes puntos:
- Ventajas y desventajas de la Unión Europea
- Estancia mínima y vivienda
- Actividad profesional y leyes tributarias internacionales
- Dividendos, sueldo y seguridad social
1. Ventajas y desventajas de la Unión Europea
Por mucho que nos pueda molestar la falta de democracia o la sobrerregulación en la Unión Europea, también debemos considerar las ventajas que ofrece.
Especialmente en lo que respecta a las libertades fundamentales, como la de libre comercio, movimiento y establecimiento. Estas libertades constituyen la base sobre la que quienes quieren pueden evitar las cadenas que el país en el que nacieron intenta imponer.
Gracias a la libertad de establecimiento, cualquier ciudadano europeo puede salir cuando desee del país en el que se encuentra. Dentro del espacio Schengen, prácticamente no hay requisitos para empadronarse en otro Estado de la UE, aparte de tener un seguro de salud vigente, una vivienda y unos ingresos mínimos (alrededor de 80€ a la semana).
Esto marca una gran diferencia con muchos otros países, incluso en desarrollo, donde la inmigración a largo plazo es mucho más difícil.
En general, obtener permisos de residencia temporales es relativamente sencillo, pero suelen requerir una estancia real en el país. Algo que los nómadas digitales que valoran la flexibilidad prefieren evitar.
Como nómada digital cuyo trabajo no lo ata a ningún lugar, buscas un permiso de residencia en un país que no te obligue a permanecer allí durante la mitad del año.
Fuera de la UE también existen países con estas características, pero son mucho más complicados y costosos (para ciudadanos de la UE, claro). Si los gastos para una residencia permanente en Paraguay (unos 6.000$) y Panamá (unos 10.000$) son relativamente bajos, en otros destinos atractivos se mueven en cifras de seis dígitos, lo cual resulta difícil para muchos principiantes.
Por otro lado, los empresarios con mayor poder adquisitivo, que pueden permitirse una residencia permanente fuera de la UE, podrían estar sujetos al gravamen por cambio de domicilio y a leyes diseñadas para evitar la fuga de capitales, como el llamado exit tax.
Para estos empresarios, trasladarse fuera de la UE puede no ser conveniente desde el punto de vista fiscal, aunque sea más económico en otros aspectos.
Sin embargo, existe otra opción. Gracias al efecto de protección del derecho de la UE respecto al gravamen por cambio de domicilio, un traslado dentro de la Unión Europea puede ser mucho más sencillo y beneficioso, ya que las diferencias fiscales entre países de la UE son considerables.
Por desgracia, países con programas fiscales non-dom como Malta, Irlanda y Chipre requieren una estancia mínima, y aunque en la práctica es difícil controlar el tiempo que pasas allí, es recomendable ir con seguridad.
Por ello, en muchos países de la UE, la residencia fiscal no depende de la duración de tu estancia.
De la misma forma en que puedes mantener tu residencia fiscal en España u otros países y pasar solo unas semanas al año en tu hogar, puedes hacerlo en otros países de la Unión Europea.
Ahora bien, ¿cuáles son las desventajas de tener tu residencia en un país de la UE? Desde el punto de vista fiscal, hay tres principales:
- Debes pagar impuestos: Vivir sin pagar impuestos en la UE no es posible. Según la normativa europea, hay un impuesto mínimo del 10%, con algunas excepciones.
- Debes cobrar IVA: Si resides en la Unión Europea, tendrás que pagar IVA. Si vendes productos, esto te afectará menos, ya que de todas formas debes retener el IVA en cada país. Pero si trabajas como asesor o coach, la situación cambia, ya que desde fuera no estarías obligado a añadir el IVA a tus precios.
- Debes llevar contabilidad y someterte a inspecciones: Tendrás que gestionar tu contabilidad y enviarla para revisión por parte de las autoridades, lo que implica tiempo y dinero. Los requisitos y controles varían según el país.
Quienes no quieran pagar impuestos ni llevar contabilidad deben residir fuera de la UE.
Pero dentro de la Unión Europea, existen muchas opciones para aprovechar diferentes tipos de fiscalidad y externalizar la contabilidad a bajo coste.
Si sumamos esto a ventajas como la cercanía a tus clientes o al país donde naciste (si eres español), la posibilidad de trasladar tu residencia fiscal sin problemas, la comodidad y la buena reputación, quedarse en la UE puede ser una opción muy interesante.
Elegir un destino europeo fuera de tu país natal te permitirá optimizar tus impuestos legalmente y con mayor facilidad que si permanecieras en tu país de origen.
2. Estancia mínima y vivienda
La libertad de movimiento es fundamental para muchos nómadas digitales. Muchos de estos emprendedores prefieren no atarse a ningún país para mantener su flexibilidad fiscal.
Pero, dejarse explotar por el país en el que nacieron solo porque allí nacieron tampoco es recomendable. En realidad, no hay necesidad de ello.
Al igual que en España, existen numerosos países con tributación por residencia, es decir, que debes pagar impuestos por los ingresos globales. La diferencia es que los tipos impositivos suelen ser mucho menores.
Como en España, la obligación tributaria (residencia fiscal) no solo depende de la duración de la estancia (183 días), sino también de otros factores como dónde tienes tu centro de actividad principal o tu familia.
Por ejemplo, estar empadronado en un país, tener a tus hijos en la escuela o disponer de una vivienda durante todo el año puede generar obligación fiscal en muchos otros países.
Muchos países de la UE no mantienen registros exhaustivos, por lo que a menudo el alquiler o compra de una vivienda en el país es el factor clave para determinar dónde pagas impuestos.
Es decir, si quieres tener tu residencia fiscal en un país con baja presión fiscal dentro de la UE, deberás comprar o alquilar una vivienda. Como estos países suelen ser también más económicos, esto no será un problema, y te ayudará a minimizar las desventajas de vivir como viajero permanente.
¿Qué inconvenientes puede haber? Por un lado, tendrás una dirección para recibir correo físico y, por otro, podrás mostrar tus datos (y facturas) para abrir cuentas bancarias, crear tu empresa, etc.
Lo importante para aprovechar estas ventajas y obtener residencia fiscal no es necesariamente usar la vivienda, sino tener la opción de hacerlo. Esto implica que no tendrás problema si subalquilas la vivienda. Los Estados no querrán perder dinero de impuestos.
Por otro lado, quizás prefieras tener una base para ti, un lugar al que volver tras tus viajes, especialmente si tienes hijos o haces homeschooling o algo similar.
No necesitas una mansión; una habitación compartida o un pequeño piso pueden ser suficientes.
3. Actividad profesional y leyes de tributación internacional
Antes de firmar un contrato de alquiler y empadronarte, deberías pensar en cómo estructurarás tu futura empresa. Dependiendo del país de residencia, rigen diferentes condiciones que favorecen estructuras empresariales locales o extranjeras.
Ya hemos mencionado las leyes tributarias internacionales. Para nuestro propósito, lo importante es saber que algunos países de la UE, pese a tener tributación territorial (los residentes pagan impuestos sobre ingresos globales), no aplican leyes de tributación internacional.
En países como Holanda, Luxemburgo, República Checa, Croacia, Bulgaria y Eslovaquia, puedes gestionar empresas en el extranjero sin problemas, incluso si están exentas de impuestos.
Esto significa que si tienes una empresa en un lugar sin impuesto de sociedades fuera de la UE y resides en uno de estos países, no pagarás impuestos a nivel de empresa (a diferencia de las empresas locales con impuestos elevados).
Si vives en un país sin leyes de tributación internacional, solo deberás registrar y tributar los sueldos o dividendos que distribuyas a personas físicas (más detalles en la siguiente sección).
Por ejemplo, en República Checa, el impuesto de sociedades es del 19%, y los ingresos y dividendos se tributan a un tipo fijo del 15%. Un empresario inteligente puede aprovechar la ausencia de normas SEC y constituir su empresa en países como Emiratos Árabes Unidos u otros sin impuestos. Así, solo pagaría un 15% en la República Checa sobre los beneficios.
Esto funciona si tu negocio lo permite. Si, por ejemplo, tu producción requiere estar en un país de la UE, probablemente tendrás que constituir una sociedad allí.
Es fundamental conocer cómo se tratan las sociedades híbridas extranjeras, como las Limited Liability Companies (LLC) en EE.UU., que son consideradas de forma diferente en cada país.
Si un país considera la LLC como sociedad personalista, aplicará impuestos sobre la renta de los beneficios. Si la considera sociedad de capital, podrás tributar dividendos con beneficios fiscales (más adelante en este artículo).
Al final, incluso países de la UE con leyes de tributación internacional pueden ser interesantes, siempre que estas leyes no sean demasiado estrictas.
En muchos casos, excluyen a empresas activas, dentro de la UE o con volumen de negocio bajo ciertos límites. Por ejemplo, en Polonia, puedes gestionar una empresa en el extranjero si tus ventas son inferiores a 250.000€.
Por otro lado, la UE está planificando la Directiva BEPS (Erosión de la Base Imponible y Traslado de Beneficios), que en el futuro hará obligatorias las leyes de tributación internacional en todos los países miembros.
Aunque aún no está claro si los paraísos fiscales de la UE se adaptarán a estas medidas, la realidad es que, por ahora, tienes opciones para gestionar tu negocio en la UE con ventajas fiscales.
Por ejemplo, puedes convertirte en autónomo o crear una empresa en tu nuevo país de residencia. En países como Eslovaquia o Estonia, los impuestos de sociedades son del 19% y 20%, respectivamente, y los dividendos distribuidos están exentos de impuestos.
En muchos casos, los nómadas digitales no necesitan fundar una empresa; pueden ser empresarios individuales (Sole Proprietor o Sole Trader) en su nuevo país, beneficiándose de ventajas para pequeñas empresas que en otros países, como España, serían difíciles de obtener.
Por ejemplo, los umbrales de impuestos sobre el volumen de ventas son más altos, y el impuesto sobre la renta se sustituye por tributaciones específicas según el volumen.
Ejemplo de Hungría
Hungría, por ejemplo, tiene leyes tributarias estrictas que hacen poco interesante tener empresas extranjeras allí. Sin embargo, ofrece regímenes especiales para pequeños empresarios, como el impuesto simplificado (EVA), KAVA y KIVA, que dependen del volumen de ventas.