Descubre las Catacumbas de París: un recorrido por la historia oculta de la ciudad
París, conocida como la Ciudad de las Luces, oculta una historia oscura y fascinante bajo sus calles.
Debajo de la ciudad, se extiende un gigantesco entramado de túneles que conforman un laberinto en el que nadie sabe exactamente cuántos pasajes o cámaras hay, ¡es inmenso! París es una ciudad muy antigua que ha sido construida y reconstruida varias veces a lo largo de los siglos.
Estos túneles y cámaras son lo que quedó de antiguas canteras de piedra caliza que estaban en las afueras de la ciudad. Gran parte de la piedra que construyó París fue extraída de estos lugares, pero a medida que la ciudad creció, se expandió hacia las canteras, que tuvieron que ser abandonadas, dejando una extensa red de túneles bajo la ciudad.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la resistencia francesa utilizó estos túneles para sus operaciones clandestinas, y en los años 90, allí se celebraban fiestas rave. El famoso escritor y político Victor Hugo utilizó su conocimiento sobre el sistema de túneles para escribir «Los Miserables». En 1871, los comuneros (miembros de una breve comuna en Francia) mataron a un grupo de monárquicos en una de las cámaras subterráneas.
También en este laberinto de túneles se encuentran las famosas Catacumbas de París, abiertas al público para su visita.
Las Catacumbas de París se crearon a finales del siglo XVIII, cuando los cementerios de la ciudad se llenaron y tuvieron que trasladarse fuera de ella. Una parte de estos túneles fue convertida en osario, un lugar donde se almacenan restos humanos. Aquí descansan los restos de millones de parisinos, que fueron trasladados gradualmente desde finales del siglo XVIII hasta mediados del XIX. (Dato curioso: los huesos siempre se movían de noche en ceremonias en las que participaban sacerdotes que cantaban en el camino hacia las catacumbas).
Al principio, los huesos se apilaban de manera desordenada, pero con el tiempo, fueron organizados y exhibidos de la forma en que se pueden ver hoy en día.
Desde su apertura, las catacumbas han sido un objeto de curiosidad, incluso para la realeza. En 1787, el duque de d’Artois, que luego sería el rey Carlos X, visitó las catacumbas con las damas de la corte. En 1814, el emperador Francisco I de Austria las exploró durante su visita a París. Y en 1860, Napoleón III visitó las catacumbas con su hijo.
Hacia finales del siglo XVIII, las catacumbas se convirtieron en una atracción turística y han estado abiertas al público de forma regular desde 1867.
En sus galerías oscuras y pasajes estrechos, se pueden ver huesos dispuestos en formas macabras. Las catacumbas son inquietantes. Silenciosas, oscuras, húmedas y un poco deprimentes. Hay muchos huesos apilados, y la mayoría de ellos están simplemente amontonados. Nunca se sabe quién es quién — esa calavera que miras podría ser de alguien que murió por la peste o de un aristócrata adinerado. ¡Nunca se sabe!
He visitado este lugar varias veces y siempre me resulta muy inquietante, pero también sumamente interesante. A lo largo de los años, he estado en muchos sitios inusuales, y las Catacumbas de París están definitivamente entre los mejores. La historia que esconden es fascinante, y en las paredes se pueden ver marcas e iniciales de siglos de visitantes. Es como retroceder en el tiempo.
Datos curiosos sobre las Catacumbas de París
Aquí tienes algunos datos interesantes sobre esta atracción turística tan peculiar:
- La profundidad de las catacumbas equivale a un edificio de cinco pisos.
- La zona que se puede recorrer mide aproximadamente 2 kilómetros. En total, se estima que las catacumbas se extienden por unos 320 kilómetros.
- Explorar las catacumbas lleva al menos 45 minutos.
- La temperatura constante en las túneles es de unos 14 grados Celsius.
- Aquí descansan los restos de más de 6 millones de parisinos.
- Durante la Segunda Guerra Mundial, ambos bandos utilizaron las catacumbas para operaciones clandestinas. Los alemanes construyeron búnkeres ocultos, mientras que la resistencia francesa las utilizaba para desplazarse sin ser detectados.
Cómo visitar las Catacumbas de París
Para llegar a las catacumbas, puedes tomar el metro o el RER hasta la estación Denfert-Rochereau, o usar los autobuses 38 o 68. El museo está abierto de martes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas (los lunes cierra). La última entrada es a las 19:30 horas.
El aforo está limitado a 200 personas por turno, por lo que las filas pueden ser largas. Te recomiendo reservar tu entrada con anticipación para evitar esperas (las filas pueden durar horas).
Las entradas anticipadas se pueden comprar en línea por 31 EUR e incluyen una audioguía. Si eres estudiante o menor de 26 años, puedes adquirir un ticket con audioguía por 25 EUR mostrando tu identificación.
Para una visita guiada sin hacer fila, puedes reservar con Take Walks. Ofrecen la mejor visita en la ciudad, con un recorrido muy detallado sobre la historia de las catacumbas. La experiencia es impresionante.
Visitar las catacumbas es una de mis actividades favoritas en París. Es algo que definitivamente no debes dejar de hacer. Solo toma aproximadamente una hora recorrerlas y te dará una visión mucho más profunda y matizada de la historia de la ciudad.
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