¿Es difícil mantener una relación cuando viajas constantemente?
¿Alguna vez te has preguntado si tienes novia o si realmente quieres una? Estas son preguntas que muchas personas me hacen cuando conocen mi estilo de vida de viajes perpetuos. (Mis padres preguntan mucho más de lo que me gustaría.)
Pero la verdad, sin rodeos, es que sí, es muy difícil tener y mantener una relación a largo plazo cuando viajas con frecuencia.
Una de las principales desventajas de viajar a largo plazo es la constante soltería que esto conlleva. Cuando siempre estás en movimiento, nunca estás en un lugar lo suficiente para construir una relación duradera con alguien. Justo cuando la relación empieza a florecer, es hora de partir.
Pero, aunque mantener relaciones sea complicado, sí pueden suceder.
Hace unos años, estuve en Camboya. Mientras conversaba con otros mochileros, un grupo de chicas suecas se sentó junto a nosotros. Una llamó mi atención. O, más bien, yo llamé su atención. Cuando salieron esa noche, la mayoría de la conversación fue entre ella y yo. Cuatro meses después, nos despedíamos en Bangkok, ella abordando un vuelo de regreso a Estocolmo.
Una vez, en un tour por Uluru en Australia, inicié una charla con una chica alemana. Ella fue mi compañera de viaje durante dos meses en Australia. Me alojé en su casa en Brisbane y nos volvimos a encontrar en Ámsterdam al año siguiente.
Luego estaba la chica austriaca con la que salí cuando vivía en Taiwán. Seguimos en contacto cuando ella volvió a Viena, pero con el tiempo quedó claro: ella no quería dejar Viena y yo no estaba listo para vivir allí.
También estuvo la chica de la que me enamoré mientras viajaba por el Sudeste Asiático hace unos años. Viajamos durante meses, pero al final, los tiempos no coincidieron.
Encontrar romance en el camino no es difícil.
Pero encontrar un romance a largo plazo es otra historia.
En el intenso mundo del viaje, los romances surgen rápidamente. La misma mentalidad que te abre a nuevas experiencias también te ayuda a abrirte a nuevas personas. Viajar en sí mismo es romántico—pasional, aterrador, arriesgado, todo a la vez—y no debería sorprender que fomente el romance. Cuando estamos en la carretera, a menudo somos nuestra mejor versión, o al menos, la más emocionante.
Por un breve tiempo en nuestras vidas, somos como personajes de anuncios de citas: curiosos, aventureros, llenos de nuevas ideas y planes emocionantes. Cualquier persona parece más atractiva cuando se prepara para explorar una ciudad nueva que en la tercera o cuarta mañana de una semana laboral.
Viajar acelera las relaciones. Puedes cortejar, enamorarte y terminar una relación en solo unos días. De alguna forma, también existe una soltería perpetua en el viajar.
Pero es muy difícil mantener una relación a largo plazo cuando siempre estás en movimiento. Nunca estás en un lugar lo suficiente para construir algo duradero con alguien que vive allí. Y si estás saliendo con otro viajero, en algún momento, tú o esa persona deben seguir su camino. Se van en direcciones diferentes, y la relación termina.
Hoy en día, puede ser un poco más fácil conocer a alguien en el camino y mantener esa relación. Si buscas conocer a otro amante de los viajes, trabajador remoto o mochilero con un estilo de vida similar, hay aplicaciones y sitios web que pueden ayudarte. Una de mis favoritas es una app diseñada específicamente para conectar a personas con la misma mentalidad viajera, llamada Fairytrail.
Fairytrail es una excelente app para viajeros a largo plazo porque te permite conocer a otros con un estilo de vida móvil y aventurero desde cualquier parte del mundo. Incluso es posible comenzar una relación y viajar juntos, ya que el 93% de sus miembros son trabajadores remotos a tiempo completo o aspiran a serlo. La misión de la app es reducir la soledad en la comunidad de viajeros y trabajadores remotos, así que si quieres formar más relaciones en el camino, esto puede ser para ti. Fairytrail es algo que desearía haber tenido cuando empecé mis aventuras nómadas. Puedes descargarla gratis aquí.
He conocido muchas parejas que se han formado viajando. Incluso asistí a la boda de una pareja que se conoció en una playa en Tailandia.
Pero lo que hace que esas relaciones funcionen es que, eventualmente, alguien cambia su vida para acomodar a la otra persona. Dos viajeros en caminos diferentes no pueden mantener el romance a distancia. La atracción del mundo es demasiado grande.
Alguien tiene que decir: “Ok, me mudo a tu lugar” o “Ok, te acompaño a ese país”. Alguien debe ceder el control.
Muchos sueñan con encontrar a esa persona especial mientras están en una playa en Bali o explorando las calles de París. Tenemos esa idea idealista del romance viajero. Sin embargo, las realidades de tu ruta, horarios o vuelos a menudo complican mantener esa chispa viva.
Entonces, ¿qué tienen las relaciones en el camino? Lo que llamo “relaciones de destino”. Conoces a alguien, haces clic, y por ese lugar y tiempo, están juntos. Cuando llega el momento de que alguien se vaya, la relación termina.
Los lazos se forman muy rápido en el camino, ya sea una amistad o una relación. Sin que la “vida” interfiera, las personas se convierten en amigos instantáneos. Y, en este caso, en parejas instantáneas. No piensas en el mañana ni en el pasado de la otra persona. Solo disfrutas de su compañía mientras dure. Quizá sean cuatro meses en el Sudeste Asiático, unas semanas en la costa este de Australia, o solo esa semana en Ámsterdam.
Las relaciones de destino ofrecen a los viajeros la oportunidad de contacto humano, pero sin las complicaciones emocionales que suelen involucrar. No hay equipaje emocional. Tienen una fecha de inicio y de fin claras. No hay rupturas dolorosas. Muchas veces, permanecen como buenos amigos. Todavía hablo con las chicas con las que salí en el camino. Nos tuvimos y luego seguimos cada uno con su vida.
Viajar es una forma de explorar el mundo por uno mismo, por eso muy pocas personas cambian sus planes por alguien más. Es un gran paso alterar todo tu viaje o detenerlo por completo por otra persona. Eso genera mucha presión en la relación. Y, la mayoría de las veces, nadie quiere pensar: “¿Y si hubiera seguido viajando…?”
Soy creyente de que, si algo está destinado a ser, sucederá. Si conoces a alguien y está destinado, funcionará. Quizá no ahora, pero en el futuro.
Porque si ambos sienten lo mismo, harán que funcione. Encontrarán un compromiso. Los romances viajeros son como todos los romances a distancia: difíciles, desafiantes y, lamentablemente, con una tasa de fracaso alta.
Pero, cuando funcionan, son perfectos.
Todos los días, en todo el mundo, miles de viajeros se encuentran y rápidamente se despiden para seguir a la siguiente ciudad.
¿Encontrar algo que dure más de unos días?
Es difícil, pero no imposible.
Para mí, sería genial tener algo a largo plazo. Me encantaría tener un compañero de viajes con quien explorar el mundo.
Quizá algún día me registre en un hostal, encuentre a mi pareja y viajemos juntos por el mundo.
Hasta entonces, sigo recorriendo el mundo. Viajar es mi amor.
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