Cómo planear tu viaje por el mundo en 2025 o 2026
En mi primer viaje alrededor del mundo en 2006, planifiqué todo con anticipación. Sabía a dónde iba, dónde me alojaría, cuánto tiempo estaría y cómo llegaría allí. Pero a mitad de camino, abandoné el plan y me dejé llevar. Con los años, la forma en que planifico mis viajes ha cambiado. Ahora, soy un planificador de último minuto y rara vez tengo un itinerario fijo. La experiencia de viajes prolongados me ha hecho mucho mejor en adaptarme sobre la marcha. Cuando los planes cambian o algo sale mal, simplemente lo acepto. La vida en el camino termina saliendo bien y los contratiempos son solo parte del viaje.
Viajar sin un plan te da una flexibilidad increíble. Como no tienes nada reservado con mucha antelación, no estás atado a un itinerario rígido y puedes cambiar de rumbo cuando cambias de idea o surge algo mejor. Dejar que el día se desarrolle de manera espontánea puede llevarte a aventuras emocionantes e impredecibles. Una vez, cambié mis planes para reunirme con un amigo en una isla en Tailandia y me quedé un mes. Otra vez, conocí a una chica en Camboya, retrasé mi salida unos días y terminamos viajando y saliendo juntos durante cinco meses.
No habría tenido esas experiencias ni muchas otras si me hubiera aferrado a un itinerario rígido y a un cronograma estricto.
Sin embargo, la mayoría de los viajeros novatos tienden a hacer lo contrario: sobreplanear sus viajes. Tienen toda la ruta programada, a veces hasta la hora exacta. Dos días aquí, tres allá. Entiendo por qué lo hacen. Recibo innumerables itinerarios en mi bandeja de entrada de personas que intentan recorrer toda Europa en tres semanas o el sudeste asiático en dos meses. Cuando tienes poco tiempo, quieres ver lo máximo posible. No quieres perder ni un segundo. Esto es válido tanto si tienes dos semanas como si tienes dos meses de viaje por delante. Pocas personas viajan para siempre, así que siempre hay una meta que parece lejana. Es una carrera contra el reloj.
Pero en el mundo del viaje, menos es más. Pasar más tiempo en un lugar te permite entender mejor su ritmo de vida. Te da la oportunidad de visitar a un ritmo más relajado, ver más allá de los lugares turísticos y abrir tu agenda a las sorpresas del camino. Reducir la velocidad puede marcar una gran diferencia.
Como decía Buda, la vía del medio es la correcta, y la vía del medio para viajar es planear solo tu ruta general y rellenar los detalles sobre la marcha.
Cuando creo itinerarios para nuevos destinos, al principio soy muy entusiasta y trato de meterlo todo. Luego, respiro profundo, reconozco que no es realista y reviso mi plan para enfocarme en una o dos cosas que quiero ver cada día, distribuyéndolas a lo largo del tiempo. Es una lección importante que aprender.
Creo que la mejor forma de planear un viaje es definir la ruta general, reservar las primeras noches y dejar que la aventura se vaya desarrollando desde allí. Sigue moviéndote hasta que quieras detenerte o cambiar de dirección. Así, nunca estarás atrapado en un lugar si tus sentimientos cambian.
Ve con la corriente.
No existe una fórmula mágica para planear una ruta, ya sea por una ciudad o un país. Solo avanza en un ciclo continuo y evita retroceder. De esta forma, mantienes bajos tus costos de transporte y sabes a dónde vas, pero tu plan sigue siendo lo suficientemente flexible para quedarte más tiempo en un destino o partir antes si así lo deseas.
Lo que todos los viajeros te dirán es que en el camino suceden cosas imprevistas, poniendo en jaque incluso el mejor de los planes (desde romperte una pierna o perder tu cámara, hasta quedarte más tiempo en un lugar o salir corriendo hacia un destino nuevo con personas que acabas de conocer). Si no eres flexible, te estresarás por cualquier cambio en tu itinerario. Vas a correr de atracción en atracción, tenso, sin poder disfrutar realmente del momento porque estarás preocupado por lo que viene después.
¿Entonces, cómo te recomendaría planear tu viaje?
Paso 1: Diseña tu viaje soñado con el nivel de detalle que prefieras.Paso 2: Elimina la mitad de las actividades.Paso 3: Haz una lista de tus dos a cinco principales cosas que quieres hacer en cada uno de los destinos que te queden.Paso 4: Toma esa lista y olvídate del resto. Haz solo lo que realmente deseas y deja que la suerte complete el resto.
El mejor plan de viaje te da una idea clara de a dónde vas, con la flexibilidad para adaptarte a los cambios en el camino. Es importante dejar espacio para los lugares que te gustan o no, o si te sientes agotado y quieres tomar un descanso. Decide a dónde quieres ir y qué quieres ver, pero sin atarte a fechas demasiado estrictas.
Viajar sin un plan es una buena idea. Viajar con solo una idea general es aún mejor.
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