¿Qué habilidades de viaje necesitas para vivir, trabajar y viajar con éxito en el extranjero?
Recibí un correo preguntando una vez:
¿Has notado alguna habilidad de viaje que sea especialmente útil en el extranjero? ¿Qué debería aprender para prepararme mejor para vivir, trabajar y viajar en otros países?
Es una excelente pregunta porque viajar, especialmente en solitario, requiere muchas habilidades. Debes saber planificar y presupuestar, navegar por nuevas ciudades y aprender nuevos idiomas, gestionar itinerarios y manejar diferentes monedas.
Pero de todas las habilidades que necesitas para ser un viajero exitoso, creo que la clave del éxito en el viaje — la habilidad que más importa — es la adaptabilidad.
Para mí, no hay ninguna habilidad o rasgo más importante que la capacidad de adaptarse a las circunstancias. Puedes ser pésimo leyendo mapas, tener restricciones alimenticias que te hagan comer solo lechuga, o tener la capacidad de un perro para aprender idiomas, pero si puedes adaptarte a nuevas situaciones, podrás superar cualquier obstáculo que el camino te presente.
Mientras la mayoría sueña con viajar más, a menudo temen no poder ajustarse a lo desconocido del camino. Las cosas no siempre salen bien cuando viajas — especialmente si eres un viajero con presupuesto limitado. Así que, aunque sueñen con pasar sus días explorando el mundo, visitando ruinas antiguas y descansando en la playa, en realidad no lo hacen.
La rutina moderna no es el sueño de todos, pero sí ofrece seguridad. Es confiable; no necesitas preocuparte por adaptarte porque cada día es casi igual al anterior.
Pero el camino?
El camino es largo y lleno de baches.
Gira y se retuerce.
Se detiene de repente.
Nada es perfecto cuando viajas con mochila. Te pierdes en la jungla, pierdes tu cámara, pierdes un vuelo, te enfermas o te quedas atrapado en un lugar donde nadie habla tu idioma — no importa: algo te sucederá. Que caiga al océano con mi cámara no estaba en mi lista de metas de viaje. Tampoco que se averiara en Australia.
Cuanto más tiempo estés en el camino, más probable será que algo salga mal. Llamemos a esto “La Ley de los Viajes de Matt”.
Sin la capacidad de lidiar con lo inesperado, fracasarás (sobre todo si no tienes seguro de viaje).
Como dice el refrán, “Adáptate o muere”. Pero en este caso, sería “adáptate o vuelve a casa temprano, con tus sueños de viaje aplastados”.
Y aunque no todos sean buenos en ser flexibles, la adaptabilidad es una habilidad que se puede aprender. Solo necesitas practicar.
¿Y la mejor forma de practicar? Viajar.
¿Por qué?
Porque cuanto más tiempo estés fuera, más aprenderás a manejar situaciones inesperadas. Y cuanto más las manejes, mejor te adaptarás a los golpes del camino.
Cuando empecé a viajar con mochila por el mundo, era rígido. No era bueno enfrentando cambios repentinos y contratiempos. Crecí en un entorno estricto y me gusta que las cosas se hagan a tiempo y según lo planeado. Planeábamos X días en París y, ¡maldita sea!, íbamos a quedarnos esos días.
Pero cuanto más viajaba y más cosas inesperadas sucedían, más cómodo me sentía adaptándome. No pasó de la noche a la mañana, pero fue un cambio lento y constante.
Me di cuenta de que no podía hacer nada por los autobuses perdidos, vuelos retrasados, tours cancelados o huelgas de transporte. Solo tenía que lidiar con ello. Y descubrí que si quería cambiar mis planes en el acto, podía hacerlo. Al fin y al cabo, eran mis planes. Era mi viaje. Podía enojarme y frustrarme, o simplemente relajarme y ser paciente. La decisión era mía.
Poco a poco, empecé a ir con la corriente, encontrando belleza en los accidentes felices del viaje.
Es un proceso, claro. Debes ser paciente contigo mismo mientras creces y aprendes. Está bien comenzar en tu zona de confort. Tal vez lanzarte de cabeza no sea la mejor idea. Hay muchas alternativas para ir entrando lentamente en el mundo del viaje. Quizá un grupo de turismo organizado te funcione, o quizás viajar con amigos. Lo importante es que salgas a la carretera primero.
Muchas cosas te pasarán mientras viajas — algunas buenas, otras malas, y otras en medio. Pero pase lo que pase, si no estás abierto a la experiencia, siempre estarás pensando en casa. No podrás disfrutar de las culturas en las que estás.
Al adaptarte, aprendes la otra cara de la adaptabilidad: la paciencia. Es una habilidad vital en el viaje que va de la mano con la adaptabilidad. Después de vivir en ciudades como Boston y Nueva York, perdí la paciencia. Son ciudades muy rápidas y no hay tiempo para distracciones. Cuando empecé a viajar, me molestaba con frecuencia. Quería que la gente se apartara de mi camino — tenía cosas que hacer y ver.
Como viajero, es importante desarrollar paciencia. Los autobuses retrasados, trenes que se atrasan, hoteles sobrevendidos, vuelos cancelados.
Pero no llegaste hasta aquí para frustrarte y dar la vuelta. Viniste a ver el mundo, relajarte y escapar del estrés de casa. Cuando te pongas impaciente o irritado, piensa: “Estoy de vacaciones. Cada día es sábado. ¿Qué prisa hay?”
Respira profundo y pon las cosas en perspectiva — eres un nómada. No tienes más que tiempo.
Una de las cosas que aprendí viajando con mochila por el mundo es que las cosas siempre se resuelven solas. Solo relájate, sonríe y espera — tu problema se solucionará. La semana pasada, en un hostal, estaban sobrevendidos, pero simplemente pregunté si tenían otra cama en una habitación diferente. La tenían, y el problema se resolvió.
Una vez quedé atrapado en la pista en Londres por una hora. Podría haber estado muy molesto, pero ¿qué prisa hay? Al final, llegaré.
Así que relájate.
Adáptate.
Respira.
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