¿Qué es la desigualdad de género?
La desigualdad de género se puede definir como la asignación de diferentes oportunidades a las personas según sus diferencias, en este caso, el género. En última instancia, la desigualdad de género es un problema social que tiene consecuencias que afectan tanto a mujeres como a hombres en todo el mundo.
Es un problema porque la economía global sufre cuando las mujeres no pueden alcanzar su potencial, tanto en lo profesional como en lo económico. Sin embargo, no es un tema sencillo y no existe una respuesta única para cerrar la brecha de género.
Obstáculos para la desigualdad de género
Identificar qué impide avanzar en la igualdad de género es el primer paso para encontrar soluciones. Las decisiones personales influyen mucho en esta brecha, como cuando las mujeres optan por quedarse en casa para criar a sus hijos o rechazan cargos de liderazgo por tener una familia.
Pero también hay otros factores. Por ejemplo, en muchos países no existen leyes que protejan a las mujeres del acoso sexual en el trabajo. Cuando el abuso se pasa por alto, las mujeres tienen menos probabilidades de querer o poder mantener su empleo o avanzar profesionalmente en un ambiente tóxico.
Además, en el mundo, más mujeres que hombres son analfabetas, lo que dificulta que consigan un empleo. El acceso igualitario a la educación y a una cuenta bancaria son otros aspectos que contribuyen a la brecha de género en algunos países. Creencias culturales, como prohibir que las mujeres trabajen fuera de casa o aceptar la violencia y el control doméstico, son consideraciones importantes en la lucha por la paridad de género y la búsqueda de soluciones para cerrar la brecha.
Por último, las estadísticas muestran que, a nivel global, las mujeres tienden a ocupar empleos con salarios bajos o trabajos por hora, lo que impide reducir la desigualdad de género, ya que ganan menos que los hombres en trabajos similares.
Cómo cerrar la brecha de género
Contar con una lista de obstáculos a superar facilita visualizar dónde hay que trabajar para lograr la igualdad de género. Abordarlos uno a uno ayuda a las mujeres (y también a los hombres) a tomar las medidas necesarias para cerrar la brecha.
Es fundamental mejorar el acceso de las mujeres a la educación, tanto en instituciones físicas como en línea. La mayor accesibilidad a la formación en línea abre oportunidades para todo tipo de capacitación, desde formarse como terapeuta de belleza hasta obtener la certificación como contadora. Los programas de formación y las cualificaciones pueden lograrse a ritmo del alumno, brindando mayor flexibilidad. La educación, la formación y las certificaciones aumentan las posibilidades de conseguir un empleo y, además, facilitan acceder a trabajos mejor remunerados.
Ofrecer opciones de pago digital y la posibilidad de abrir una cuenta bancaria en regiones donde aún no es común es otra estrategia para reducir la brecha. Esto ayuda especialmente a las mujeres que viven solas, con o sin hijos, a gestionar sus finanzas y a incrementar sus ingresos, contribuyendo así a la economía.
Implementar políticas legales que protejan a las mujeres en el trabajo y garantizar su seguridad es otra forma de promover la igualdad. En algunos países, las mujeres necesitan la autorización de su esposo para trabajar fuera de casa, y muchas no cuentan con leyes claras contra el acoso laboral. Fortalecer la protección legal ayuda a que las mujeres se sientan más seguras y confiadas para buscar oportunidades laborales en igualdad de condiciones.
Finalmente, las mujeres realizan la mayor parte del trabajo no remunerado, como las tareas domésticas y la crianza de los hijos. Con tantas responsabilidades, su tiempo y energía para dedicarse a un trabajo externo son limitados, lo que reduce sus oportunidades de empleo, especialmente en trabajos a tiempo parcial o con bajos salarios. Encontrar formas de equilibrar las tareas no remuneradas con una carrera profesional es otro reto importante para cerrar la brecha de género.
Es momento de centrarse en cerrar la brecha de género. Muchas empresas están restructurándose y siendo creativas tras la pandemia de COVID-19, por lo que resulta lógico hacer los cambios necesarios para alcanzar la igualdad de género. Tanto mujeres como hombres deben participar en los ajustes en el entorno laboral para que sean efectivos. La buena noticia es que, si todos aportan su granito de arena, los beneficios serán para todos.