A un paso de modelos tradicionales de gestión
Es difícil negar que los negocios actuales están muy alejados del entorno corporativo que existía hace solo unos años. Esta evolución se debe principalmente a la creciente influencia y papel de la tecnología, que ha abierto un mundo de posibilidades prácticamente ilimitadas.
Mientras antes una jornada de nueve a cinco era lo habitual, ahora vemos una tendencia hacia prácticas como trabajo ágil y flexible. Aunque el objetivo principal sigue siendo que los empleados cumplan con las tareas asignadas por quienes están en niveles superiores, los roles de gestión están cambiando, y cada vez más los empleados asumen responsabilidad sobre la gestión de su tiempo y la forma en que trabajan.
Además, las tecnologías en constante evolución hacen que quienes están en la cima de la jerarquía puedan ser los más experimentados, pero no siempre los más conocedores en todas las áreas de su industria. Cada persona aporta sus propias especialidades, que pueden ser igual de valiosas para el negocio, sin importar su cargo o nivel de autoridad.
Liderazgo colectivo
Lo que estas tendencias muestran, sobre todo, es que es un grave error ignorar las ideas de quienes están en niveles inferiores en la jerarquía. Antes, la toma de decisiones y el cambio estaban en manos de la dirección, pero ahora es más importante que nunca ampliar el círculo de decisión para incluir a cada miembro del equipo.
Aquí es donde la gestión de ideas, como se mencionó antes, puede ofrecer ventajas significativas a las empresas que buscan fomentar la innovación. Reconociendo el rápido avance de las nuevas tecnologías y el estado de constante cambio en el panorama empresarial, se basa en la idea de invitar a los empleados a formar parte de ese círculo interno de generadores de ideas y tomadores de decisiones. De esta forma, todos los niveles dentro de una organización tienen la oportunidad de contribuir a su desarrollo y mejora futura.
A simple vista, esto puede parecer un concepto bastante obvio, pero también revolucionario. Dar a cada individuo la oportunidad de ser escuchado refleja la realidad de los negocios modernos: que la experiencia por sí sola ya no es suficiente para dirigir, especialmente en un entorno cada vez más turbulento y cambiante.