Mi experiencia de voluntariado en Oporto
Realicé mi voluntariado en un hostal en Oporto, una experiencia muy sencilla y enriquecedora. Consistió en ayudar al anfitrión con tareas básicas del hostal a cambio de alojamiento y, en ocasiones, comida. Gracias a esta vivencia, superé el miedo a viajar sola y descubrí que puedo disfrutar de la aventura en solitario.
Preparando mi primer voluntariado en Oporto
Era una madrugada de 2025 y me levanté con los nervios a flor de piel, tras solo unas horas de sueño. Cerré mi maleta con ilusión y desperté con muchas ganas de vivir esta experiencia. Así empezó mi primer viaje en solitario en Oporto.
Cuando llega el momento de comenzar un voluntariado en Oporto, las dudas aparecen. No sabes qué esperar y el miedo a viajar sola puede parecer abrumador.
Temía no conocer a nadie y sentirme sola, pero esa idea cambió rápidamente.
Elegí Oporto porque ya había visitado la ciudad en otra ocasión, aunque solo de forma turística, visitando las principales atracciones en poco tiempo. Esta vez quería explorarla con calma, conocerla de manera más auténtica, integrarme con la cultura local y descubrir rincones poco convencionales y gente nueva.
¿Qué hice durante mi voluntariado en Oporto?
Mi tarea principal fue preparar el desayuno, que además estaba incluido para mí. Trabajaba unas cuatro horas diarias y el resto del día lo dedicaba a explorar la ciudad, ¡no estaba nada mal, verdad?
Durante mi estancia, estuve en contacto con el anfitrión y una empleada del hostal, quienes me dieron muchos consejos sobre lugares que visitar y platos típicos que probar. Fueron muy amables y agradezco mucho su acogida. El hostal tenía un ambiente muy acogedor que me hizo sentir como en casa.
Gracias a mi voluntariado en Oporto, conocí nuevas culturas
Hospedarme en un hostal fue una experiencia muy enriquecedora. Conocí a personas de diferentes países con quienes descubrí Oporto y sus alrededores, mientras exploraba distintas culturas.
Pude hacer todo tipo de planes: jugar voleibol en la playa, pasear por los miradores más bonitos de la ciudad, probar comida tradicional, visitar otras localidades, interactuar con estudiantes e incluso ser invitada a cenar en casas de locales.
Enfrentando mi miedo a viajar sola
Una de las cosas más importantes para mí fue aprender a disfrutar de mi propia compañía, valorar cada lugar que visitaba y tomarme el día con calma.
La experiencia superó mis expectativas. El miedo a no conocer a nadie se volvió insignificante una vez que estuve allí. Viajar así te permite hacer muchas amistades y vivir momentos inolvidables, ¡te preguntarás por qué no repites más seguido!
Recomiendo esta experiencia a quienes disfrutan de descubrir una ciudad de una forma diferente al turismo convencional. Como voluntario, no solo conoces sitios increíbles, sino que también creas lazos auténticos con las personas que conoces.
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