6 beneficios de contar con una residencia para el viajero constante

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Residencia, país y ventajas para vivir de forma permanente en diferentes países

Desde que comenzó el blog Librestado, muchas personas han decidido dar de baja su residencia en su país de origen. Ya no viven en sus infiernos fiscales, pero en muchos casos, no tienen un nuevo lugar de residencia definido y se encuentran sin un domicilio fijo. Su vida como viajeros permanentes está a punto de comenzar.

Han sido inteligentes, se dieron de baja y ahora pueden vivir sin pagar impuestos.

Eso sí, ten cuidado, en algunos países te conviertes en residente fiscal incluso sin pasar mucho tiempo allí. A menudo, hay que considerar otros aspectos como los vínculos sociales y económicos.

El proceso de liberación del Estado requiere su tiempo, pero no te preocupes, hay suficiente margen para prepararte y darte de baja antes de que termine 2026, si decides hacerlo. Para ello, es fundamental entender y aplicar correctamente la Teoría de las Banderas.

A menudo se habla de las desventajas del viajero permanente basándose en mitos y en una concepción equivocada de lo que realmente significa ser un viajero permanente.

A algunos les preocupa la falta de residencia fija y las desventajas que esto implica, pero simplemente no comprenden que la residencia es una parte clave de la Teoría de las Banderas y, por tanto, también importante para la vida del viajero permanente.

El “perpetual traveling” no es una condición fija, sino un proceso. A medida que descubres más lugares en tu viaje por el mundo, vas estableciendo más banderas en diferentes países… Cómo, dónde y si realmente las pones en marcha depende de cada uno.

No necesitas una residencia permanente (mucho menos desde el principio), pero es muy recomendable obtener una en algún momento. En este artículo, te explicaré por qué.

¿Por qué necesitas una residencia permanente?

Es comprensible que muchas personas asocien la ausencia de residencia fija con el estado de viajero permanente. Al fin y al cabo, el viajero es alguien sin casa, ¿no?

Es cierto que la falta de residencia es solo el punto de partida, no el objetivo final. Todo el mundo empieza desde cero.

Al igual que nadie inicia un negocio offshore con cuentas en paraísos fiscales seguros y varios pasaportes en el bolsillo, el viajero permanente tampoco tiene aún una residencia fija y probablemente aún no sepa dónde quiere vivir.

El viajero permanente tendrá que superar las restricciones de inmigración, lo cual en muchos países requiere un gran esfuerzo económico y burocrático. Esfuerzo que, al comenzar, generalmente preferimos invertir en desarrollar un negocio del que vivir. La mayoría de países interesantes exigen grandes inversiones o ingresos mínimos considerables, que la mayoría de quienes empiezan aún no tienen.

Por otro lado, antes de pensar en residir a largo plazo en algún lugar, debes encontrar un país o zona que realmente te guste. El joven y libre viajero permanente (me considero uno de ellos) prefiere explorar el mundo hasta decidir dónde establecerse.

Las ventajas fiscales y legislativas no valen mucho si odias el lugar en el que vives. Al fin y al cabo, debes permanecer en tu lugar de residencia al menos durante medio año (183 días).

Este es el principal problema para quienes desean tener una residencia fija en el extranjero: en la mayoría de países, para obtener el estatus de residente, necesitas estar allí un mínimo de 183 días al año. Algunos países tienen reglas específicas, como estar al menos 120 días repartidos en tres años, o tener un inmueble en alquiler durante todo el año. Si no cumples, a menudo pierdes tu permiso de residencia.

Por eso, no sorprende que la mayoría de los jóvenes prefieran no tener una residencia permanente.

Tras un tiempo viajando de un lado a otro, incluso el viajero más incondicional empieza a echar de menos tener un hogar en algún lugar del mundo. Por ello, muchas personas buscan establecer una base en algún país.

Por suerte, hay países que no se toman muy en serio lo de los 183 días (como Chipre, en futuros artículos hablaremos de algunos ejemplos). Esto significa que no necesitas estar allí medio año para obtener y mantener tu permiso de residencia.

Mientras que en países más estrictos suele requerirse solicitar un nuevo permiso periódicamente, con bastante burocracia, en países en vías de desarrollo esto suele ser mucho más sencillo. Algunos ni siquiera verifican cuánto tiempo pasas realmente en el país.

Es más difícil incumplir la regla de los 183 días en islas, ya que los vuelos son fáciles de comprobar, pero en países continentales generalmente no hay muchos problemas.

Países como Paraguay, Nicaragua, Belice o Filipinas son conocidos por ser bastante flexibles respecto a la regla de los 183 días.

También existen países que buscan atraer a personas adineradas ofreciéndoles permisos de residencia sin exigir un período mínimo de estancia. Solo suelen requerir pagar un impuesto fijo para disfrutar de la residencia permanente.

Malta, por ejemplo, facilita a los ciudadanos de la Unión Europea obtener un permiso de residencia permanente si permanecen en el país al menos 183 días al año, y también ofrece programas sin restricciones en cuanto a la duración de la estancia, aunque con un impuesto fijo de 15.000 euros anuales y la compra o alquiler de una propiedad en la isla.

Residencia permanente y obligaciones fiscales

Pero, ¿por qué querría alguien una residencia permanente? ¿No implicaría esto pagar impuestos?

Si crees que estarás sujeto a las leyes fiscales del país en el que resides, tienes razón. Pero estar sujeto a esas leyes no significa necesariamente que debas pagar impuestos.

Muchos países eximen de impuestos sobre la renta a los residentes extranjeros. Además, puedes ahorrar mucho en impuestos sobre el capital e indirectos (como el IVA).

Existen 65 países en el mundo donde, si lo haces correctamente, puedes vivir sin pagar impuestos. Además, hay otros 15 países con impuestos mínimos, que no gravan los ingresos obtenidos en el extranjero, permitiéndote mantener negocios offshore en paraísos fiscales sin problemas.

En total, tienes 80 países donde puedes residir sin pagar casi impuestos. Algunos facilitan más el proceso, otros menos, y algunos prácticamente lo hacen imposible.

Estos 80 países representan casi dos quintas partes del mundo, lugares donde puedes vivir sin que las restricciones fiscales sean un problema.

Si quieres más información sobre estos países, puedes consultar nuestro e-book sobre emigración.

Sin embargo, estos países libres de impuestos sobre la renta suelen ser poco atractivos en términos de calidad de vida o mantienen criterios de inmigración muy estrictos.

Por otro lado, hay países que, aunque no sean completamente libres de impuestos, son atractivos y en los que personalmente consideraría vivir en algún momento, con facilidades para obtener residencia permanente.

Ahora, pasemos a las ventajas de tener una residencia. Por un lado, te protege de los riesgos de viajar sin residencia fija y, por otro, te abre muchas oportunidades.

¿Por qué tener una residencia te beneficia?

  • Te ayuda si en algún momento deseas volver a tu país de origen.
  • Te protege ante cambios en las leyes o crisis económicas.
  • Evita problemas relacionados con la falta de una dirección postal.

Ventajas adicionales

  • Te permite evitar impuestos sobre el capital en tu país de origen.
  • Posibilidad de devolución de impuestos indirectos (como el IVA).
  • Mejores opciones de inversión y acceso a bienes inmuebles.
  • Otros privilegios que dependen del país.

A continuación, te explicaré estos aspectos en detalle. Ten en cuenta que esta información es principalmente para ciudadanos europeos, aunque puede ser aplicable a otras nacionalidades.

6 ventajas de tener una residencia permanente

1. Te ayuda si en algún momento vuelves a tu país de origen

Aunque no tengas residencia en ningún sitio, no pierdes ciertos derechos (y obligaciones). No estás fuera de la ley: nadie puede dañarte, robarte o esclavizarte sin ser castigado.

Abandonas algunos derechos relacionados con ayudas estatales, pero te liberas de muchos deberes. Incluso, quizás puedas votar en tu país, aunque eso puede ser complicado y quizás ya no te interese.

Viajar sin residencia fija durante años y luego volver a tu país sin estar registrado en otro lugar puede generar problemas.

¿Cuál es el problema? Las autoridades, especialmente las financieras, querrán saber dónde has estado en los últimos años. Podrías haberte dado de baja en registros, pero seguir viviendo en secreto en tu país, o haber estado en el extranjero sin que se pueda comprobar.

Si no te proteges bien, puedes tener problemas, como pagar impuestos atrasados con intereses.

Incluso si puedes demostrar tu ausencia, las autoridades pueden evaluarlo de diferentes maneras. Es recomendable guardar sellos de entrada y salida, facturas de vuelos y alojamientos. En países como Alemania, no hay casos conocidos de viajeros permanentes sin residencia fija que hayan tenido problemas al regresar, pero esto puede cambiar.

También debes considerar tus ingresos y patrimonio. Si tienes mucho dinero en el extranjero, es mejor protegerte con un permiso de residencia en otro país.

Para ciudadanos europeos, residir en otro país de la UE durante un año y pagar los impuestos correspondientes suele ser suficiente para volver sin problemas a tu país de origen.

Pero, ¿realmente quieres volver a residir en tu país? Pasar de pagar 0% en impuestos a pagar un 80% (entre impuestos y seguros) no siempre es conveniente.

2. Te protege ante cambios en leyes o crisis

En países como España, la situación legal respecto a darse de baja en el registro y vivir sin residencia fija está claramente definida. Si no estás empadronado allí y tu residencia principal no está en España, no tienes obligación de pagar impuestos. La excepción sería si trasladas tu residencia a un paraíso fiscal, en cuyo caso seguirías pagando impuestos en España durante 1+4 años.

Generalmente, quienes no tienen residencia fija no están obligados a pagar impuestos, aunque esto varía según el país. En España, por ejemplo, los que se mudan a un paraíso fiscal deben demostrar que residen en otro país para estar exentos de impuestos.

Una residencia permanente puede no ser recomendable ante posibles cambios legales o crisis. Es mejor vivir en un lugar seguro, que no se vea afectado por crisis económicas, conflictos o guerras. Elegir un país neutro y autosuficiente puede ser una buena estrategia para aguantar en tiempos difíciles.

También es importante considerar si te cerrarían la entrada a otros países en caso de crisis humanitarias o políticas. Tener un plan B es fundamental.

Los conflictos actuales y futuros están en Eurasia, Oriente Medio y Norte de África. Si esto te preocupa, te recomiendo fijar tu residencia en zonas periféricas, con economía autónoma, neutral y en lugares estratégicos.

Países en Sudamérica y Sudáfrica pueden ser opciones interesantes. Las islas, en general, no son recomendables a menos que sean grandes y con recursos propios.

La decisión final depende de lo que valores en tu estrategia de residencia.

3. Te ahorra problemas por la falta de una dirección física

No tener un domicilio fijo limita tu capacidad de comunicación. Aunque muchas gestiones ahora se hacen online, todavía hay casos en los que necesitas una dirección física.

Para solucionar esto, puedes usar una dirección temporal cercana a tu ubicación, la de familiares o amigos, o una oficina virtual que te envíe tu correspondencia.

Esto suele ser suficiente para tareas diarias, pero no para abrir cuentas bancarias offshore, que es un punto clave en la Teoría de las Banderas.

Por leyes y acuerdos internacionales, cada vez es más difícil abrir una cuenta bancaria en otro país sin comprobante de domicilio. Necesitarás un recibo de servicios recientes (electricidad, agua, teléfono, internet) donde se verifique tu dirección.

No necesitas una residencia fija para obtener estos comprobantes; alquilar una habitación por un mes suele ser suficiente. Con ello, podrás abrir una cuenta bancaria a distancia, lo cual es recomendable para mantener la privacidad y seguridad.

Si planeas estar más tiempo en un lugar, tener una residencia en el extranjero te da control total sobre tu correspondencia, permite a amigos o familiares gestionar tus asuntos, y te da un domicilio fijo para volver si lo necesitas.

Ser residente en otro país no siempre implica tener un permiso formal allí. En mi experiencia en Malta, por ejemplo, se puede tener un domicilio sin residencia oficial, alquilando una propiedad por unos meses.

Por lo general, no puedes comprar propiedades sin un permiso de residencia, pero sí puedes alquilar sin problema

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