1. Pregunta primero, luego escucha – de verdad escucha
En una conversación, no hay ganadores ni perdedores. Esto no es un debate en un aula. Escuchar activamente – y con eso no solo me refiero a esperar tu turno para hablar – demuestra desde el principio que respetas a la otra persona, incluso si no compartes su opinión.
Cuando escuches algo que te moleste y sientas el impulso de responder con un contraargumento, intenta preguntar: “¿Puedes contarme más?” y luego presta atención a lo que te ofrecen.
Una y otra vez, he descubierto que decir, “Es una forma interesante de verlo. ¿Puedes contarme más?” es la clave para superar el conflicto inicial y encontrar puntos en común.
2. Encuentra primero los valores compartidos
Todo ese escuchar desde el principio te permite entender los valores que compartes con la otra persona. Cuando aclaras los valores en común y estás de acuerdo en que hay cosas en el mundo que necesitan cambiar, de repente ambos ven la misma cara de la moneda.
Cuando la conversación empieza a alejarse, volver a los valores compartidos ayuda a resetear la charla y a reducir el conflicto, haciendo que la discusión sea mucho más valiosa.
3. En lugar de presentar tu opinión como moralmente superior, intenta entender la moral en su opinión
La mayoría de los psicólogos coinciden en que aproximadamente el 1% de las personas son sociópatas. El resto creemos que somos buenas personas.
Así que, cuando te encuentres con alguien con quien no estás de acuerdo, en unas 99 de cada 100 veces, tendrá una justificación moral para sus puntos de vista.
Quizá no compartas esa moral, pero entender qué sustenta su brújula moral te da un punto de partida productivo para discutir los temas que siguen.
4. Presiona suavemente y cuestiona las ideas
Los primeros pasos en cualquier conversación conflictiva deben ser establecer confianza, respeto y puntos en común. Luego, tu diálogo debe fluir a partir de los puntos que han mencionado, no de ideas preconcebidas que quieres introducir.
Cuando llegues a lo esencial, gracias a la confianza y buena relación que ya has construido, puedes hacer preguntas que desafíen suavemente, presentando tu punto de vista no como un ataque, sino como una forma de avanzar en la comprensión mutua.
Hacer preguntas, en lugar de solo imponer tus hechos, permite que la otra persona considere tu perspectiva sin cerrarse inmediatamente y volverse inalcanzable.
5. Si la situación se calienta, retrocede y analiza por qué
Habrá momentos en los que tú y la otra persona tengan un choque de ideas fundamental. Todos tenemos temas que nos apasionan mucho, y aquí las cosas pueden complicarse.
A veces, lo mejor y más productivo es alejarse antes de que la discusión se vuelva demasiado intensa. Pero, si ya tienes suficiente confianza, tienes otra opción: cambiar de enfoque hacia los valores en común y construir desde allí.
Dirige con respeto y empatía en conversaciones difíciles
Hablar de temas complicados puede ser…bueno, complicado. Y en estos tiempos polarizados, parece más difícil que nunca considerar genuinamente el punto de vista de otra persona o hacer que consideren el tuyo.
Pero hay algo que sé con certeza: nunca convencerás a alguien de que tienes razón diciéndole una y otra vez lo equivocado que está.
Dirigir con respeto y empatía hacia alguien que parece ver el mundo de manera muy diferente a la tuya suele ser un reto, pero sigo creyendo que es nuestra única esperanza para sanar relaciones tensas entre diferentes grupos.
Consejos para tener conversaciones difíciles
- Empieza con respeto y empatía, creando un ambiente de confianza.
- Escucha activamente y busca entender antes de responder.
- Encuentra los valores en común para reducir tensiones.
- Haz preguntas suaves para explorar ideas y puntos de vista.
- Si la discusión se calienta, retrocede y analiza las razones antes de continuar.