5 Errores Mentales Comunes que Afectan Tus Decisiones en 2026

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1. Sesgo de supervivencia

Hoy en día, casi todos los medios de comunicación en línea están llenos de sesgo de supervivencia. Cuando ves artículos con títulos como “8 cosas que las personas exitosas hacen todos los días” o “El mejor consejo que Richard Branson recibió en su vida” o “Cómo entrena LeBron James en la temporada baja”, estás viendo un ejemplo de sesgo de supervivencia.

Este sesgo se refiere a nuestra tendencia a enfocarnos en los ganadores en un área específica y aprender de ellos, olvidando por completo a los que no lograron el éxito, aunque hayan usado las mismas estrategias.

Pueden existir miles de atletas que entrenan de manera similar a LeBron James, pero nunca llegaron a la NBA. El problema es que no escuchamos sobre esos miles de atletas que no lograron llegar a la cima. Solo conocemos a los que sobreviven. Sobrevaloramos las estrategias, tácticas y consejos de un solo sobreviviente, ignorando que esas mismas estrategias no funcionaron para la mayoría.

Otro ejemplo: “Richard Branson, Bill Gates y Mark Zuckerberg abandonaron la escuela y ahora son multimillonarios. No necesitas ir a la escuela para triunfar. Los emprendedores solo deben dejar de perder tiempo en clases y comenzar.”

Es muy posible que Richard Branson haya tenido éxito a pesar de su camino, no por él. Por cada Branson, Gates o Zuckerberg, hay miles de emprendedores con proyectos fallidos, cuentas en bancarrota y carreras incompletas. El sesgo de supervivencia no solo implica que una estrategia puede no funcionar para ti, sino que también significa que no sabemos si realmente funciona en general.

Cuando recordamos solo a los ganadores y olvidamos a los perdedores, se vuelve muy difícil determinar si una estrategia en particular conduce al éxito.

2. Aversión a la pérdida

La aversión a la pérdida es nuestra tendencia a preferir evitar pérdidas en lugar de obtener ganancias. Estudios han demostrado que si alguien te da 10 dólares, experimentarás una pequeña satisfacción, pero si pierdes 10 dólares, esa pérdida será mucho más dolorosa. Aunque las respuestas son opuestas, no tienen la misma intensidad.

Nuestra tendencia a evitar pérdidas nos lleva a tomar decisiones tontas y a cambiar nuestro comportamiento solo para mantener lo que ya poseemos. Estamos programados para sentirnos protectores con nuestras pertenencias, lo que puede hacer que sobrevaloramos estos objetos en comparación con otras opciones.

Por ejemplo, si compras un par de zapatos nuevos, puede darte un pequeño placer. Pero si no los usas y los regalas unos meses después, puede ser muy doloroso. Nunca los usaste, pero simplemente no soportas desprenderte de ellos. Eso es aversión a la pérdida.

De manera similar, puedes sentir alegría al pasar por luces verdes en tu camino al trabajo, pero te enojarás mucho si el coche delante de ti se queda en un semáforo en verde y pierdes la oportunidad de cruzar. Perder la oportunidad de avanzar en el semáforo duele mucho más que la satisfacción de llegar en verde desde el principio.

3. La heurística de disponibilidad

La heurística de disponibilidad es un error común que comete nuestro cerebro al asumir que los ejemplos que nos vienen fácilmente a la mente son los más importantes o frecuentes.

Por ejemplo, investigaciones recientes muestran que estamos viviendo en la época menos violenta de la historia. Hay más personas viviendo en paz que nunca antes. Las tasas de homicidio, violación, agresión sexual y abuso infantil están bajando.

Muchas personas se sorprenden al escuchar estas estadísticas. Algunos todavía se niegan a creer en ellas. Si estamos en la época más pacífica, ¿por qué hay tantas guerras en curso? ¿Por qué escucho sobre delitos y crímenes todos los días? ¿Por qué tanto terrorismo y destrucción?

Esto es la heurística de disponibilidad en acción. La respuesta es que, aunque vivimos en la época más pacífica, también es la que tiene mejor cobertura mediática. La información sobre desastres o crímenes está más accesible que nunca. Una búsqueda rápida en internet revela más detalles sobre un ataque terrorista reciente que cualquier periódico de hace 100 años.

El porcentaje de eventos peligrosos está bajando, pero la probabilidad de que escuchemos sobre uno de ellos (o muchos) aumenta. Como estos eventos están muy presentes en nuestra mente, asumimos que ocurren con mayor frecuencia de lo que en realidad sucede. Sobrevaloramos y sobreestimamos el impacto de los eventos que recordamos, y subestimamos la prevalencia de los que no conocemos.

4. Anclaje

Hay un restaurante cerca de mi ciudad natal famoso por sus hamburguesas gourmet y quesos. En el menú, claramente indican: “LÍMITE DE 6 TIPOS DE QUESO POR HAMBURGUESA”.

Mi primera reacción: Esto es absurdo. ¿Quién pone seis tipos de queso en una hamburguesa?

Mi segunda reacción: ¿Cuáles seis voy a escoger?

No me di cuenta de lo inteligente que eran los dueños del restaurante hasta que aprendí sobre el anclaje. Normalmente, yo solo escogería un tipo de queso, pero al ver “LÍMITE DE 6 TIPOS DE QUESO”, mi mente quedó anclada en un número mucho más alto de lo habitual.

La mayoría no pedirá seis tipos, pero ese anclaje hace que el promedio suba de uno a dos o tres quesos, y que pagues unos cuantos dólares más por cada hamburguesa. Entras con la intención de pedir algo normal, y sales preguntándote cómo pagaste 14 dólares por una hamburguesa y si tu pareja te dejará bajar las ventanas en el camino a casa.

Este efecto ha sido comprobado en múltiples estudios y entornos comerciales. Por ejemplo, si dices “Límite de 12 por cliente”, las personas comprarán el doble de producto en comparación con decir “Sin límite”.

En un estudio, se pidió a voluntarios que adivinaran el porcentaje de países africanos en las Naciones Unidas. Antes de adivinar, giraron una rueda que podía detenerse en 10 o en 65. Cuando la rueda se detuvo en 65, la estimación promedio fue alrededor del 45%. Cuando se detuvo en 10, la estimación fue aproximadamente del 25%. Esa diferencia de 20 puntos solo fue posible por el anclaje con un número más alto o más bajo.

Un ejemplo muy común de anclaje es en los precios. Si una reloj nuevo cuesta 500 dólares, puede parecerte demasiado caro. Pero si entras a una tienda y ves un reloj de 5,000 dólares en la vitrina, el reloj de 500 dólares te parecerá muy razonable. Muchos productos premium que venden las empresas no buscan vender muchas unidades, sino que sirven para anclar tu mentalidad y hacer que los productos de precio medio parezcan mucho más económicos.

5. Sesgo de confirmación

El más importante de todos. El sesgo de confirmación es nuestra tendencia a buscar y favorecer información que confirma nuestras creencias, ignorando o minimizando aquella que las contradice.

Por ejemplo, la Persona A cree que el cambio climático es un problema grave y solo busca y lee historias sobre conservación del medio ambiente, cambio climático y energías renovables. Así, refuerza sus creencias actuales.

Por otro lado, la Persona B no cree que el cambio climático sea un problema, y solo lee artículos que dicen que es un mito, que los científicos están equivocados y que todos nos están engañando. De esta manera, mantiene y refuerza sus propias ideas.

Cambiar de opinión no es fácil. Cuanto más crees saber algo, más filtras y ignoras la información que va en contra. Esto se puede aplicar a casi cualquier tema. Si compraste un Honda Accord y crees que es el mejor coche del mercado, buscarás artículos que lo elogien. Pero si otra revista recomienda un coche diferente como la mejor opción del año, simplemente lo ignorarás, pensando que los editores estaban equivocados o buscaban algo distinto a lo que tú quieres en un coche.

No es natural que formulamos hipótesis y luego buscamos formas de demostrar que son falsas. Es más probable que formemos una hipótesis, asumamos que es cierta y solo busquemos información que la apoye. La mayoría de las personas no quieren información nueva, sino confirmación de lo que ya creen.

¿Qué hacer a partir de ahora?

Una vez que comprendes estos errores mentales comunes, tu primera reacción puede ser: “¡Quiero que esto deje de pasar! ¿Cómo puedo evitar que mi cerebro cometa estos errores?”

Es una buena pregunta, pero no es tan simple. En lugar de pensar en estos errores como fallos del cerebro, es mejor verles como evidencia de que los atajos que usa nuestro cerebro no siempre son útiles. Hay muchas áreas en la vida diaria donde estos procesos mentales son muy útiles. No quieres eliminarlos por completo.

El problema es que nuestro cerebro es tan eficiente en realizar estas funciones — que caemos en estos patrones muy rápido y sin esfuerzo — y los usamos en situaciones donde no nos benefician.

En estos casos, la autoconciencia es una de nuestras mejores herramientas. Espero que este artículo te ayude a detectar estos errores la próxima vez que los cometas.

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